Convertida ahora en la mayor amenaza al proyecto de reelección de la presidenta brasileña Dilma Rousseff, la ecologista Marina Silva fue ayer blanco favorito de las críticas de la mandataria en el segundo debate televisivo de cara a los comicios del 5 de octubre, en el que el estancamiento de la economía dominó la discusión.

"El peor riesgo es no comprometerse con nada, pronunciar frases de efecto y frases genéricas. El que quiere ser presidente tiene que decir cómo hará las cosas, de dónde vendrá el dinero", se abalanzó Dilma sobre Marina apenas comenzó el debate, y en la hora y media que duró la transmisión no dudó en apuntar casi todos sus dardos contra quien las encuestas muestran ahora como su principal rival.

Desde que asumió la candidatura presidencial del Partido Socialista Brasileño (PSB) el 20 de agosto, tras la muerte de su compañero de fórmula, Eduardo Campos, en un accidente aéreo, protagonizó un vertiginoso ascenso en los sondeos de intención de voto que tiene perplejo a todo Brasil. La última encuesta de Datafolha la ubicó empatada en 34% de los respaldos con la mandataria, del Partido de los Trabajadores (PT), y la previsión es que la derrote 50% contra 40% en el ballottage del 26 de octubre. Muy atrás, con el 15% de las intenciones de voto quedó el senador Aécio Neves, candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).

Aunque Neves se las ingenió para llevar el debate siempre al terreno económico -decepcionante crecimiento del PBI, alza de la inflación, falta de creación de empleos-, donde sus propuestas son marcadamente contrarias a las políticas de Dilma, el duelo se libró esencialmente entre las dos mujeres, y el senador y los otros cuatro aspirantes presidenciales menores quedaron como actores secundarios.

La estrategia de Neves de todas formas dio resultado: la recesión técnica en la que Brasil entró la semana pasada, luego de que los dos primeros trimestres de este año sufrieron una contracción, se volvió el telón de fondo del enfrentamiento.

"Dilma no consigue hacer una cosa esencial, que es reconocer los errores. Si no los reconoce, no los puede reparar. Ella dijo que iba a controlar la inflación, aumentar el crecimiento y bajar los intereses. Hoy tenemos lo contrario. La estabilidad económica fue una conquista de la sociedad brasileña que, lamentablemente, fue descuidada por este gobierno", resaltó Marina, en una reedición de los choques que ellas tenían cuando ambas eran ministras del gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva (Rousseff de Minas y Energía primero, luego jefa de gabinete; Silva a cargo de Medio Ambiente).

Neves evitó confrontar directamente con Marina, aunque subrayó que las ideas económicas que ella propone son iguales a las que siempre defendió el PSDB y que fueron implantadas por la administración de Fernando Henrique Cardoso. En cambio, resaltó el alto rechazo que tiene el gobierno actual y su gestión económica.

"El PT fracasó y el 79% de la población quiere cambios. Lo que tenemos que hacer es mostrar qué cambios los partidos representan. Nuestros cambios son cambios consistentes", dijo, en referencia a las contradicciones en que ha incurrido Marina desde sus posturas del pasado y las actuales, ya sea en asuntos como el impulso que ahora promueve al agronegocio, la autonomía del Banco Central y las privatizaciones.

Los otros candidatos menores prefirieron apuntar a las idas y venidas de Silva -una devota evangélica- en cuestiones más sociales, como el matrimonio homosexual, la legalización de la marihuana y el derecho al aborto.

Por su parte, la presidenta criticó la resistencia de Silva a aprovechar los recursos provenientes de la explotación de los yacimientos petroleros en la capa submarina del pre-sal (que Dilma destinó en gran parte a educación y salud). No se privó de cuestionar a Silva por no revelar los nombres de las empresas donde ha dado conferencias en los últimos cuatro años, y por las que, según reveló anteayer el diario Folha de S. Paulo, ha facturado más de 700.000 dólares; le exigió transparencia a la "nueva política" que ella pregona y no esconderse detrás de supuestos contratos de confidencialidad. Y apuntó que para gobernar se requiere de una base partidaria amplia, que el PSB no tiene en el Congreso.

"Sin apoyo en el Congreso nacional, no es posible tener un gobierno estable, un gobierno sin crisis institucionales", advirtió.

Tranquila, pero firme en su actitud avasallante -al contrario de Dilma, a quien se la vio nerviosa-, Marina llamó a la gente a no dejarse llevar por quienes avivan viejos temores, y exhortó a los votantes a dar vuelta la página después de 20 años de gestiones del PSDB y del PT.

Tras bastidores, mientras Neves peleaba por regresar al segundo puesto en las encuestas que perdió en las últimas semanas, varios referentes del partido ya comenzaron a hablar de un eventual apoyo del PSDB a la candidata del PSB si la ecologista es quien finalmente queda para dirimir el ballottage. Como sea, afirmaban, el PT ya está de salida.

HACKERS ATACAN EL SITIO OFICIAL DE MARINA SILVA

La página web oficial de la ascendente candidata a la presidencia de Brasil Marina Silva fue objeto de dos ataques por parte de hackers, que la dejaron sin señal, en un hecho calificado de "criminal y antidemocrático" por el Partido Socialista Brasileño (PSB).

El primer ataque a la página de la ex ministra de Medio Ambiente de Luiz Inacio Lula da Silva ocurrió el sábado por la noche, y el segundo, durante la tarde de anteayer.

La oficina de prensa de la ex senadora informó que investiga el origen de la acción, que fue calificada de "criminal y antidemocrática".

"El sitio de campaña de Marina Silva y Beto Albuquerque, candidatos a presidencia de la República por la Coalición Unidos por Brasil, sufrió dos ataques virtuales. El primero, el sábado, y el segundo, el domingo. Los ataques dejaron al sitio fuera de la red durante una hora el sábado, entre las 21 y las 22, y cerca de 20 minutos durante la tarde del domingo", informó un comunicado del PSB.

El comando de campaña de los socialistas advirtió que no descartaba nuevos ataques virtuales y dijo que esas "prácticas criminales no impedirán que el deseo de cambio del pueblo brasileño prevalezca". (La Nación)