Antes de finalizar el ciclo lectivo, los alumnos y profesores de la Fundación Leonardo Da Vinci pusieron en marcha una máquina que nació dentro del programa que se desarrolla, desde hace tiempo, dentro del paradigma de la sustentabilidad.
Esta máquina es tecnología que trabaja sobre los residuos, transforma los recipientes PET en hilos de distintos calibres y tiene otra función que es hacer sogas con ellos.
Guillermo Pedruzzi, Presidente de la Fundación Da Vinci, habló al respecto de esta nueva maquinaria, que aún no tiene nombre pues antes de finalizar las vacaciones se puso en marcha.
“Los docentes a cargo ejecutaron este proyecto con estrategias preestablecidas y fueron generando distintas pruebas para llegar al objetivo logrado, con los alumnos del sexto año que investigaron este proceso” explicó Pedruzzi.
El génesis de esta máquina tiene que ver con un alumno de la institución, quien desarrolló la temática, y junto a su padre la proyectó, por lo que Guillermo Pedruzzi explica “desde que iniciamos estos trayectos tecnológicos la escuela, con sus alumnos, está intentando dar repuesta efectiva en el reúso, reciclado y la reducción al máximo de los residuos. Nosotros queremos constituirnos en una organización educativa que piense en esto y de repuesta y si se puede industrializar el resultado, dentro del concepto del Parque Tecnológico Educativo”.
Si bien hay antecedentes en el mundo de este tipo de maquinaria, Pedruzzi destaca la influencia y el saber del papá de Augusto quien profundizó el desarrollo de la maquinaria construida en los talleres de la Fundación Da Vinci junto a los profesores de Tecnología Manuel Campos, microbiólogo, y Javier Puiatti, ingeniero, “quienes son los que proponen lo que se desea transformar o se va pidiendo que se estudie el estado del arte de determinados productos y luego se avanza en el proyecto que puede demandar más de una año ya que estos trayectos tienen continuidad académica” explica el responsable de la institución Davinciana.
Esta máquina tiene como principal objetivo darle una salida a los envases PET y por ello fue diseñada con elementos del mercado y de fácil construcción.
Cuando se le cuestiona al Director de la Fundación Da Vinci cómo se trabaja para ser generadores constantes de innovaciones, Guillermo Pedruzzi responde “un día me pregunte si la felicidad existía y dónde estaba. Cuando era niño me di cuenta que el mejor juguete que se ha creado era el que yo había hecho y estaba en mi cabeza y allí estaba el secreto de mi felicidad. Hoy, de grande, pienso lo mismo, y hacerlo con mis chicos, para resolver problemas de la vida, me da mayor felicidad y dignidad al hacer comunitario. Ese es el perfil tecno humanista de la escuela”.
La respuesta de los alumnos es gratificante de acuerdo a los dichos de Pedruzzi, quien manifiesta que les encanta llegar a buen puerto y resolver lo propuesto, por ello “como institución tenés la obligación de acompañarlos. La vida se les hizo bella por no temerla. Para hacer las cosas pusieron un poco de valor, otro poco de creatividad e imaginación y también algo de dinero, y esto es lo que sucedió”.