La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) tuvo ayer una sorpresa. De modo inesperado, un obispo reveló que esa pequeña sede, montada en un quinto piso, será visitada por el Papa durante su visita a esta ciudad en septiembre próximo.

"El Papa nos prometió que consideraría seriamente la posibilidad", dijo Álvaro Ramazzini, obispo de Huehuetenango, Guatemala, durante una exposición ante el plenario de la CIDH. Junto a otros obispos estaban oficialmente por otro motivo, para exponer en favor de poblaciones explotadas por las llamadas "industrias extractivas".

Ramazzini explicó que la invitación y la posible presencia de Francisco en esa sede buscaría, entre otras cosas, "ratificar el compromiso de la Iglesia Católica" con la defensa de los derechos humanos.

La noticia fue toda una sorpresa, que dio paso a momentos de emoción. Hubo un aplauso entre quienes asistían a la audiencia que se desarrollaba en ese momento. Y hasta corrió alguna lágrima. "Esto es lo que logra el Papa en todos lados", dijo a LA NACION uno de los que se conmovieron con la noticia.

De confirmarse, la visita tendría connotaciones especiales para Francisco. La CIDH trabajó activamente en la denuncia de violaciones a los derechos humanos durante el gobierno militar en nuestro país y fue responsable de una recordada visita en 1979 para corroborar esas denuncias.

El Papa vendrá en septiembre a esta ciudad. Se sabe ya que visitará el Capitolio y que expondrá ante legisladores de las dos cámaras reunidos en plenario. Un gesto inédito. El resto de la agenda permanece en reserva. La posible visita a la CIDH es lo primero que trasciende.

De confirmarse la visita del Papa a esa sede será también en un momento particular, cuando varios gobiernos de la región intentan acallarla para que deje de denunciarlos por violaciones a los derechos humanos, aun bajo gobiernos democráticos.

"El problema es que todo el mundo apoyó a la CIDH cuando denunció a los militares, pero ahora molesta cuando cuestiona a gobiernos elegidos por las urnas", denunciaron más de una vez entidades civiles que trabajan en esa línea.

La CIDH ocupa una modesta sede en el quinto piso del edificio de la Organización de Estados Americanos (OEA), de la que es autónoma.. (La Nación)