"Un mundo en el que las mujeres son marginadas es un mundo estéril", dijo ayer elPapa , que saludó especialmente al sexo femenino en su día internacional.

Aunque que hasta ahora las excluyó de cargos de poder, Francisco, que más de una vez exaltó a las mujeres y habló de la necesidad de un mayor espacio para ellas, incluso dentro de la Iglesia Católica, volvió a elogiarlas.

De hecho, agradeció a "todas las mujeres que cada día intentan construir una sociedad más humana y fraterna" y a las que "en miles de modos testimonian el Evangelio y trabajan en la Iglesia".

"Y esta es para nosotros una ocasión para reiterar la importancia y la necesidad de su presencia en la vida [de la Iglesia]", agregó, al hablar desde la ventana del despacho del Palacio Apostólico ante miles de personas congregadas para el Angelus en la Plaza San Pedro.

"Un mundo en el que las mujeres son marginadas es un mundo estéril", también afirmó Francisco, que destacó que las mujeres "no sólo dan la vida, sino que nos transmiten la capacidad de ver más allá -ven más allá de ellas- y nos transmiten la capacidad de entender el mundo con ojos distintos , de sentir las cosas con corazón más creativo, más paciente, más tierno".

Por la tarde, en su segunda visita en dos días a una Iglesia de la periferia romana, a la parroquia de Santa María Madre del Redentor, del difícil y pobre barrio de Tor Bella Monaca, el Papa volvió a denunciar el drama de la desocupación y reiteró la importancia de que los hombres de Iglesia sean cercanos y acompañen a los que más sufren, los pobres, que no deben ser demonizados y que muchas veces son empujados al crimen.

"La gente de Tor Bella Monaca es buena, pero tiene tan sólo un defecto, el mismo que tenían Jesús, María y José: ser pobres, la pobreza", dijo Francisco, al reunirse con el consejo pastoral de la parroquia. "La diferencia es que José y Jesús tenían un trabajo, mientras que mucha gente ni siquiera tiene que darle de comer a sus hijos y ustedes lo saben", añadió.

Al hablar con jóvenes de la parroquia, por otro lado, recordó que "sólo va al infierno el que le dice a Dios «yo no necesito de tí»" y que "Dios perdona siempre a todos: él es bueno".

Cuando le preguntaron qué sintió al ser elegido Papa, hace casi dos años, finalmente, confesó: "Yo era feliz en mi diócesis de Buenos Aires, después me la cambiaron, vine a otra y ahora soy feliz de ser obispo aquí".