Reinaldo Merlo respiró profundo, dejó escapar un suspiro y emprendió rápidamente el camino al vestuario, luego de un empate que dejó el sabor de una derrota, aunque bien podría haber sido un triunfo que se escapó sobre el final, con el gol de Bustamante. El hombre de la estatua, como siempre, vivió el 1-1 contra All Boys con intensidad, al borde del campo de juego, y hasta dentro de la cancha en algún pasaje.

"El equipo mejoró. Sólo nos faltó rematar el partido. No pienso dar un paso al costado", fueron las primeras palabras de Mostaza apenas terminado el partido. Y sobre el descontento de la parcialidad, sólo agregó: "Respeto la reacción de los hinchas, pero lo que yo vi es que no pudimos rematarlo".

Los cambios, la mayoría defensivos, terminaron acorralando a Racing. El técnico se justificó: "Fueron todos tácticos. Cuando vi que ellos se venían, hice ingresar a Camoranesi para tratar de tener la pelota".

Los resultados positivos no llegan. Aquel triunfo de la primera fecha (3-0 a Colón) es, hoy, un espejismo. Porque luego llegaron las derrotas (0-1 con San Lorenzo, 0-1 con Tigre y 1-3 con Arsenal), y el equipo que hacía ilusionar a los hinchas, anoche les dio otra dosis de desencanto.

"No estamos de liga, y tenemos desatenciones que pagamos caro. Lo fuimos a buscar, pero no se nos está dando. Mejoramos un poco, pero lo que queríamos era ganar. ¿Qué tenemos que cambiar? Tenemos que mantener la intensidad que tuvimos en el primer tiempo durante los 90 minutos", dijo Cerro, que terminó con un traumatismo en el hombro derecho.

Porque, aún cuando no se trató de una derrota, se percibió como tal. Porque el empate sabe a poco y nada cuando los tres puntos estaban casi dentro del bolsillo, pero, sobre todo, miles de hinchas se fueron enojados con el repliegue cada vez más marcado del equipo, hasta que la igualdad cayó como un castigo inevitable.

Los pergaminos ayudan a Merlo. En otro contexto -con otro técnico, se entiende-, tres derrotas seguidas hubieran generado mucha tensión, y si los cambios no ayudan, como sucedió anoche, sería bastante más difícil...

Merlo fue recibido con ese respeto que despiertan los ídolos históricos. Entró en la cancha vestido de manera elegante: pantalón negro, camisa celeste oscura y un saco blanco, que voló hacia el banco de suplentes después de los primeros minutos, cuando Mostaza pareció perder la paciencia con la manera en que estaba jugando su equipo, después de hacer varios gestos para tratar de ordenar a sus jugadores.

En cierto modo, es su manera de vivir el partido. Merlo ya lo había admitido la semana pasada, luego del tropiezo contra Arsenal, en Sarandí. "Siempre estoy preocupado, cuando gano y cuando pierdo. En mi vida vivo preocupado. Me preocupa todo, y cuando uno pierde, preocupa el juego y el resultado". No cambió demasiado el panorama en una semana.

Fuente: www.canchallena.com.ar