Sobre las aguas
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24/01/2018 08:26 hs

¿Por qué son tan diferentes las despedidas de solteros a las de solteras?

Río Cuarto - 24/01/2018 08:26 hs
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Es que así las mujeres hacemos en general nuestro retiro del mundo de la soltería. Hace ya muchos años que llenamos nuestros SUMs de edificios de merchandising falocentrista y la noche se tiñe de fingir una inocencia que ya no existe

Mientras escribo esta nota hablo con mi prima que está angustiada porque tiene una despedida de soltera este fin de semana y no quiere ir pero debe. Le angustia el tema porque es de esas despedidas de soltera, de las que tienen penes por todos lados: en platos, vasos, vinchas, manteles, guirnaldas, cartas, juegos y demás. "Yo pensé que las amigas de mi amiga eran más copadas", me dice con desilusión.

Es que así las mujeres hacemos en general nuestro retiro del mundo de la soltería. Hace ya muchos años que llenamos nuestros SUMs de edificios de merchandising falocentrista y la noche se tiñe de fingir una inocencia que ya no existe y de reírnos de situaciones que casi no dan gracia. La primera vez que fui a una quedé muy impactada por el nivel extraño de excitación y la picardía forzada. Además, pensé varias veces que era injusto, porque las despedidas de ellos en general son más divertidas o al menos más arriesgadas. A veces hasta se pasan de rosca y el futuro novio termina atado a un árbol o corriendo casi desnudo por los lagos de Palermo.

Los hombres son (pueden ser) más brutales (en general) a la hora de despedir su soltería mientras nosotras somos (debemos ser), más inocentes. Hasta cuando tenemos una vincha con dos penes saltarines en nuestra cabeza pareciera que los llevamos con ternura y gracia. Estar así pareciera que busca romper con esa candidez que nos persigue y amolda desde que somos muy chiquitas pero a veces no hace más que reforzarla.

Despertar tardío

La realidad es que mientras ellos consumían porno nosotras coleccionábamos figuritas y hablábamos de ser mamás. Pero como sabemos, las cosas han cambiado para las mujeres. La sexualidad, hoy (y desde ya más de cinco décadas) nos cuenta de manera contundente pero aún indirecta y compleja que el placer también nos pertenece.

Un ejemplo muy claro de este avance femenino dentro del consumo sexual se ve en una investigación realizada por Pronhub que sostiene que durante el 2017 la popularidad del porno para mujeres aumentó un 350 por ciento y el porno lésbico encabeza las búsquedas mundiales. Entonces me pregunto: ¿qué pasa ahora con estas fiestas? Con tanto avance respecto al mundillo sexual, ¿no son ya vetustas?

Para entender un poco me contacté con Karina Felitti, investigadora del CONICET sobre prácticas de la sexualidad de mujeres heterosexuales y las diferentes formas de vivir la liberación sexual, que sabe mucho de señoritas con falo en mano que buscan quitar prejuicios y aprehender sobre un mundo que, hasta no hace mucho tiempo, nos era impensado transitar.

"Hay que considerar que las despedidas de soltero/a son además de encuentros festivos ritos de pasaje. Estamos en un momento histórico en donde algunos rituales están desapareciendo o transformándose, por ejemplo, en la ruptura amorosa el ´tenemos que hablar´ puede reemplazarse por un bloqueo en el celular y la conquista por un match. En ese sentido, estas fiestas muestran cierta continuidad desde los 70s en cuanto a que el sexo, experimentado o conversado, sigue siendo el elemento central", cuenta.

Es que claro, el sexo ya no es lo tabú que solía ser y hoy la oferta es muchísimo más alta y, la demanda, viene de los dos lados. "Las relaciones sexuales ya no están atadas al matrimonio y que la sexualización de la cultura nos llena de referencias sexuales en la vida cotidiana sin necesidad de organizar un espacio especial para ello. Claro que estas situaciones deben pensarse en contexto. En los Estados Unidos en donde el comercio sexual es ilegal el viaje al exterior o Las Vegas como despedida masculina sigue siendo una práctica frecuente y tematizada por Hollywood. Pero hasta esto está cambiando ya que en Rough Night (2017) protagonizada por Scarlett Johansson, los chicos hacen degustaciones de bebidas, y son ellas quienes consumen cocaína, se emborrachan y contratan un stripper", argumenta Felitti.

Lo que ellos quieren

Así como está cambiando todo, ¿se imaginan una fiesta con vasos, platos, globos y torta con forma de vagina? Es que suena a una impensada imagen visual, porque las mujeres no estamos acostumbradas a ser las protagonistas de las cuestiones sexuales que este sistema nos ofrece. Aunque todos estos avances impactan, el sexo heteronormativo continúa siendo falocentrista. No hace falta buscar mucho para estar de acuerdo con esa afirmación: dentro del mundo porno mainstream, las imágenes de las distintas categorías van acompañadas de fotos de chicas. No hay varones ahí y, si hay, no se les ve la cara, sólo el pene. ¿Por qué? Porque son ellos los consumidores, ergo, los protagonistas. ¿Y nosotras qué somos? Bueno, por ahora en ese aparato gigante que es la industria pornográfica, solo somos lo que a ellos les sucede.

Y como dice la frase "donde hay necesidad hay negocio", las típicas despedidas de mujeres con decoración de penes por doquier tienen una parte comercial muy bien aplicada. Las cajas temáticas para estos eventos van desde los 2500 pesos hasta los 3000 y tienen todo pensado. Manteles, platos, disfraces, y demás cositas que, aseguran, te van a hacer estallar de la risa. No del placer, de la risa, porque recordemos que somos tímidas cuando hablamos de sexo.

El vaso medio lleno

Hay que admitir, igual, que así como hay mucho de este tipo de eventos, también hay varias alternativas para quienes buscan hacer algo que no se centre sólo en el hombre. "Como se trata de un mercado hay opciones cada vez más amplias, para novias embarazadas algo más tranquilo, para quienes prefieren cultivar la belleza un spa con cócteles, para personas cristianas -en donde las referencias a la sexualidad matrimonial tendrán un tono sagrado-, para lesbianas. También hay cenas show para ellas, para ellos y mixtas, show de lucha en el barro con gladiadores y amazonas, y juegos que tienen que ver con lo sexual pero también karaoke, música y baile", cuenta Karina Felitti, aunque hace una salvedad interesante: el machismo insiste y persiste. "Si bien mucho de lo que se dice y hace sea similar para ellas y ellos, quienes llevan una vincha con orejas de conejita o una corona de flores suelen ser ellas. Y si bien esto queda de la asociación con Playboy y la pureza femenina encuentro también inoportuna la presunción de que los varones necesitan contratar a una trabajadora sexual para pasarla bien, en eso también hay sexismo".

¿Son estas opciones diferentes espacios en donde la mujer puede generar un cambio? Para la investigadora sí: "Las chicas tienen la opción de una fiesta en donde se combina la venta de juguetes sexuales y la explicación sobre sus usos, con un discurso que muchas veces asume desconocimiento total. Recorriendo estos espacios, hablando con las organizadoras de estas fiestas y las mujeres que asisten, encuentro que no solo hay reproducción de estereotipos. El espacio se habilita para hablar de sexo y de sexualidad, para hacer preguntas, para imaginar situaciones, para dar rienda suelta a fantasías y dar un paso más para concretarlas. Estos consumos, como otros vinculados al gran mercado del sexo (matrimonio, trabajo sexual, lencería erótica, juguetes, coaching, etc.) están inscriptos en una lógica capitalista".

Aunque la idea principal de esta nota era una crítica ferviente ante estas cuestiones que parecen ya estar fuera de la vanguardia, charlar con Feletti me dio una luz de esperanza y una mirada más positiva y menos tajante sobre el tema. "Considero que en base a los datos que voy recolectando en mi trabajo de campo, en el análisis social es pertinente superar visiones dicotómicas que leen todo en clave de sumisión o empoderamiento, liberación o dependencia. Hay muchas zonas grises, matices, y marcar como falta de conciencia participar de este mercado, deja afuera del verdadero ´feminismo´ a muchas mujeres sin siquiera habilitar un intercambio que permitiría conocer qué placeres se encuentran dentro de estos circuitos".

Mi prima va a ir, le dije que lo haga de manera irónica, que se ría un poco de esa situación aunque ella prefiera estar sentada en su patio mirando a un punto fijo en vez de agitando una servilleta con un pene sonriente.

La Nación

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