La Pulga ingresó a falta de media hora y con tres goles definió el partido, que la Selección ganaba sin claridad. Con otros tantos de Otamendi y Agüero, fue 5-0 para la clasificación a cuartos.
La previa giró en torno a su ausencia o su presencia. Fue al banco y no pasó inadvertido: todos esperaban su ingreso. Y entró y la rompió. En el medio, hubo un partido. Argentina le ganaba a Panamá sin comodidad ni claridad de ideas en su segunda presentación en la Copa América del Centenario. Pero Lionel Messi, que empezó en el banco por precaución, jugó media hora, brilló y cambió la historia para empequeñecer cualquier duda colectiva. Así, la imagen del 5-0 final será la de una Pulga enorme.
A los seis minutos del primer tiempo, Ángel Di María envió un centro desde la izquierda para que Nicolás Otamendi abriera el marcador de cabeza por el segundo palo. Pero después, y si bien los del Bolillo Gómez carecían de profundidad, alarmó la apatía albiceleste. Sólo Roderick Miller cabeceó muy cerca para los centroamericanos, que sufrieron a los 30 la infantil expulsión de Aníbal Godoy por un manotazo.