Monetti se equivocó en el primero y en el segundo definió de manera exquisita Pérez Godoy. Otra obra de San Caruso.

Por un error de Monetti, Gimnasia perdió y le brindó la posibilidad del título a River y a Estudiantes. Quilmes festejó el triunfo y la salvación del descenso. Otro milagro de Caruso Lombardi.

Lo lamentará Gimnasia por un tiempo. Se agarrará la cabeza Monetti. Se preguntará por qué Pedro Troglio. Pero la realidad no se puede cambiar: el Lobo, por un error de su arquero, le dejó el torneo en las manos a River y a Estudiantes. Un córner que tiró el Chino Benítez finalizó adentro del arco por las manos movedizas del uno. Ganó Quilmes, sí.

Lo festejará Quilmes. Llorará Caruso Lombardi. Se preguntarán qué tendrá esre DT. Lo que parecía imposible dejó de serlo: a una fecha antes del final del torneo, el Cervecero aseguró su permanencia.

El partido tiene dos ejes claros. Porque Gimnasia va a las tapas de los diarios por haber perdido la punta. Y porque Quilmes se salvó y le tiró un guiño a Ramón, a River, a Verón. Lo hizo nada menos que con Braña, el Chino Benítez y un Caruso Lombardi que ha confesado su pasión Pincha.

El triunfo es inobjetable. Gimnasia quiso ser protagonista, corrió, metió, pero nunca tuvo profundidad. Quilmes jugó con la desesperación rival, con su fuerza en la pelota parada y con su viveza para lastimar de contra. Lo tuvo en el primer tiempo tras un error de Oreja. Esa vez Monetti cortó muy bien lo que era un mano a mano de Boghossian.

En la segunda etapa, Quilmes se adelantó. Y enseguida, a los cuatro minutos, llegó el tiro libre decisivo. Monetti quedó muy golpeado por el error. Gimnasia fue con su orgullo. No le alcanzó. Se le fue de las manos.