Imaz ha sido siempre un apellido muy reconocido y respetado en el ambiente de la americana, sobre todo en Estudiantes donde siempre se sintió en casa.
Oriundo de Pergamino donde hizo su debut a los 17 años en primera, llegó a nuestra ciudad hace varios años junto a su hermano Álvaro. El apellido se volvió una tradición en el básquet de Río Cuarto. De gran trayectoria, Ramiro vistió la camiseta de Acción Juvenil, Banda Norte, Sporting Club de Sampacho y Estudiantes de Río Cuarto en el ámbito local, pero también jugó en Club Comunicaciones (Pergamino), Gimnasia y Esgrima (Pergamino), Matienzo (Córdoba), Red Star Club (Catamarca) y Club Atlético San Isidro (San Francisco).
En la previa del inicio de la Liga Cordobesa, el 6 de septiembre, le expresaba a Acción Deportiva: "La motivación la encuentro día a día, el hecho de que mi hijo esté ahí estiró la idea de no haber dejado antes. Hace más de 30 años que juego al básquet y será difícil cortar el vínculo, son mis últimos tres meses porque hay jóvenes atrás que merecen su lugar".
Con 43 años, Ramiro forma parte de la historia del básquet riocuartense y una de las razones que lo retenía a la actividad era, precisamente, su propia familia y el placer de cruzar pases y festejos con Francisco, su hijo.
El pasado sábado 26 de octubre, tras caer con Sarmiento de Leones, fiel a su palabra, su humildad y su pensamiento enfatizó: “No creo que haya tiempo para más, es tiempo de que jueguen los chicos, hay jóvenes que tienen condiciones para estar en cancha y por ahí al estar nosotros no entran, entonces ya con esta edad tengo que darle lugar a ellos porque tienen condiciones y son buena gente”.
Con los pies en la tierra y sabiendo reconocer que puede sumar desde afuera dejando lugar a un recambio generacional que necesita el “Celeste”.
Ramiro será un espectador más, ya dio el pase y ahora la americana la tiene su hijo, al que seguirá de cerca y le transmitirá toda su sabiduría.