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15/04/2017 18:28 hs
Opinión

Los científicos del Conicet se equivocan, el color de la bandera es celeste y estas son las pruebas

Latinoamerica - 15/04/2017 18:28 hs
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En esta semana, y obteniendo una gran repercusión mediática, investigadores del Conicet han afirmado, sin rigor histórico, que la bandera argentina más antigua era de color "azul de ultramar" y no celeste, como se creía.

No podría estar más en desacuerdo. ¿Por qué digo esto? En 2015, publiqué La bandera del Templo de San Francisco: la insignia argentina más antigua. Es la obra más completa sobre el origen de este emblema que se guarda en el Convento de San Francisco, en San Miguel de Tucumán. Mide 1,72 m de alto y 2,90 m de largo. Conserva una proporción de 2:3, habitual en los pabellones de la época. Esta bandera fue donada por el primer gobernador de Tucumán, Bernabé Aráoz, a la Escuela de San Francisco y lleva pintadas, en dorado, estas leyendas: "A la Escuela de San Francisco", "Tucumán 1814", "Donó" y "Don Bernabé Aráoz gobernador".

Su franja superior celeste mide 71 cm de altura; la central blanca, 50 cm; y la inferior celeste, 51 cm. Es decir, la superior tiene unos 20 cm más de alto que las otras dos. La leyenda pintada podría llevarnos a pensar que esta bandera data de 1814. Las enseñas patrias anteriores a 1814, que han llegado a nosotros, son cuatro: la Bandera Nacional de nuestra Libertad Civil, donada por Manuel Belgrano al Cabildo de Jujuy en mayo de 1813, y tres banderas supuestamente enarboladas por el Ejército del Norte durante la batalla de Ayohúma, 14 de noviembre de 1813, que se resguardan: una en Sucre, Bolivia, llamada Bandera de Macha; otra en el Museo Histórico Nacional, reputada como Bandera de Ayohúma; y la última, en el Museo Histórico Provincial Juan Galo Lavalle de Jujuy, que se denomina Estandarte de Ayohúma, traído por el capitán Marcos Estopiñán luego de la derrota.

En 1928, monseñor Pablo Cabrera encontró en el archivo franciscano de Buenos Aires una carta de 1812 del guardián del Convento de San Francisco de Tucumán al provincial de la orden, donde informaba: "Se había hecho una bandera de tafetán celeste y blanco, con sus borlas, y dos cintas de más de cuatro dedos de ancho, una blanca y otra celeste". Es la misma bandera que los científicos del Conicet dicen haber analizado.

Compulsando el Libro de Ingresos (1780-1845, tomo II) del convento de Tucumán, encontré un asiento de fecha 7 de octubre de 1813 que reza: "En la Escuela se ha puesto una bandera de tafetán celeste y blanco con sus borlas de lo mismo y dos cintas de más de cuatro dedos de ancho, una blanca y otra celeste que penden de la lanza; esta es de latas, con su asta de dos varas, y tres cuartas, que la costeó el Gobierno para los paseos de los jueves por la plaza y otras festividades que se hagan por orden del Gobierno".

Es decir que para el 7 de octubre de 1813, más de un mes antes de que tuviera lugar la batalla de Ayohúma, la Escuela de San Francisco ya tenía una bandera "de tafetán celeste y blanco". El tafetán es una tela de lujo, generalmente de seda. La bandera de San Francisco que vi antes de su restauración es de seda. El mismo estudio del Conicet lo confirma.

Expresa el documento que "la costeó el Gobierno para los paseos de los jueves por la plaza y otras festividades que se hagan por orden del Gobierno". La bandera de San Francisco, entonces, fue pagada por el Gobierno y no por los frailes del convento.

Entre 1812 y 1813 Aráoz no era gobernador de la provincia de Tucumán, entidad que recién se creó en 1814. Entonces, la bandera fue costeada por el Cabildo de Tucumán, a instancias del propio Bernabé Aráoz y donada a la antigua Escuela de San Francisco hacia 1812. Sin embargo, se registró su presencia en los libros franciscanos de Tucumán recién en octubre de 1813. Al consignar su origen, los frailes aludieron al Gobierno como referencia al Cabildo. Por eso, hacia 1814 y a fin de inmortalizar quién había sido el gestor de esta donación, Aráoz hizo grabar en la bandera su propio nombre, pero ya en el carácter de flamante gobernador de la recientemente creada provincia de Tucumán. Es muy probable que Aráoz hubiera jurado como gobernador frente a esta misma bandera, a fines de 1814, oportunidad en la cual tal vez hizo pintar la leyenda que vemos hoy.

Por Juan Pablo Bustos Thames

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