Luciana sufrió este domingo un brutal asalto en la puerta de su domicilio. Cerca de las 22, la mujer fue interceptada por dos delincuentes cuando estacionaba su camioneta en el cruce de las calles Pringles y Conesa, Ramos Mejía, en el partido bonaerense de La Matanza. Los ladrones la abordaron con la intención de robarle el vehículo. Y no les importó que en su interior estuviera Mateo, su hijo de apenas cuatro meses, de quien se deshicieron de la peor manera antes de huir.
La víctima del violento episodio relató esta mañana que dos "criaturas de 17 o 18 años" la abordaron cuando ella retiraba algunos cargamentos de su vehículo, una Renault Sandero, en la entrada de su domicilio. Mateo todavía dormía en su butaca especial, ubicada en asiento trasero. La madre, de 27 años, vio a los jóvenes y no dudo en entregarles las llaves del vehículo, incluso antes de que se las pidieran.
"Cuando sacaron el arma, me quedé impactada", dijo la mujer. "Empecé a gritar que estaba mi bebé adentro, porque ellos en ese momento no lo sabían —contó—. Uno corrió a encender el auto y el otro se sienta al lado de Mateo".
Los ladrones hicieron caso omiso a los pedidos de Luciana y uno de los ladrones le ordenó a su compañero que arrancara. Con la puerta abierta, "revolearon al bebé, que se fue rodando y lo saqué de abajo de un auto", informó Luciana en diálogo con la prensa.
"Fue terrible, ellos lo único que querían era robar el auto: no les importaba nada", dijo la mujer y agregó que a su hijo "lo tiraron como si fuera una bolsa".
"Salí corriendo a los gritos para que me ayuden y salieron todos los vecinos, que llamaron a la Policía", concluyó.
Luciana denunció que anoche nunca llegó la ambulancia a la que llamó, por lo que ella misma, junto a su marido, trasladó a su hijo a la sede local del Sanatorio de la Trinidad. Allí permanece internado en observación desde entonces.