Al verdugo de Dilma Rousseff le cayó la guillotina antes que a su víctima. Cuando faltan apenas seis días para que el Senado vote el impeachment a la presidenta de Brasil , el Supremo Tribunal Federal (STF) destituyó ayer al presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, uno de los principales impulsores del juicio político a la mandataria y segundo en la línea de sucesión presidencial. El legislador está procesado por hechos de corrupción y por intentar obstruir la justicia.

"Mejor tarde que nunca", reaccionó Dilma, con una mezcla de satisfacción y resignación. "Lo único que lamento es que consiguió presidir con su mayor cara dura el proceso de impeachment en la Cámara", indicó antes de inaugurar la represa de Belo Monte, parte de su larga serie de actos finales antes de que, como se espera, el Senado la aparte de la presidencia por maquillar las cuentas para ocultar el déficit y garantizarse su reelección en 2014.

Zavascki ordenó notificar a Cunha de una medida cautelar que lo suspendía de su mandato como diputado y, en consecuencia, de su cargo como presidente de la Cámara baja por haberse comprobado que cobró sobornos dentro delesquema de corrupción de Petrobras, y por buscar dificultar las investigaciones judiciales.

Zavascki acogió así un pedido que había hecho ya en diciembre el Procurador General de la República, Rodrigo Janot, en medio del recién iniciado proceso de impeachmentcontra Dilma Rousseff, aceptado por Cunha en calidad de titular de la Cámara.

Político astuto del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) -hasta hace poco mayor socio del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) en la coalición gubernamental-, Cunha usó su influyente cargo para evitar una destitución por el propio consejo de ética de la Cámara de Diputados cuando se hicieron públicas las pruebas de que había cobrado por lo menos cinco millones de dólares en coimas del petrolão. Hizo uso de innumerables demoras burocráticas para sortear su condena, se negó a renunciar y siguió adelante con el proceso de juicio político contra Dilma, aprobado abrumadoramente por la Cámara el 17 de abril.

¿Por qué el juez Zavascki se demoró tanto en aceptar la solicitud del procurador Janot contra Cunha? En el STF indicaron que no quería interferir en el proceso político, y, además, esta semana, el partido Red Sustentabilidad, de la ecologista Marina Silva, presentó ante la Corte otro recurso para evitar que, en caso de que Dilma fuera destituida y la reemplazara en el poder el vicepresidente Michel Temer (también del PMDB), Cunha mantuviera su lugar en la línea de sucesión presidencial.

La Constitución prohíbe que una persona imputada por la justicia, como el caso de Cunha, ejerza la presidencia aunque sea temporalmente, ante la eventualidad de un viaje de Temer ya presidente al exterior. El pedido de la Red Sustentabilidad incluía la impugnación de todos los últimos actos de Cunha desde que fue declarado reo de la justicia, en diciembre, y eso podría haber hecho volver a foja cero el proceso deimpeachment contra Dilma.

Finalmente, por unanimidad, los 11 jueces del STF decidieron ayer por la tarde confirmar la destitución de Cunha ordenada por Zavascki y el pedido de la Red Sustentabilidad se volvió improcedente.

"Cunha transformó la Cámara en un balcón de negocios y convirtió su cargo de diputado en una mercancía", resaltó Zavascki sobre quien ha sido calificado como el "Frank Underwood de la política brasileña" en referencia al protagonista de la serie House of Cards.

Frente a las novedades, el abogado general de la Unión, José Eduardo Cardozo, principal defensor de Dilma en el proceso de impeachment, aseguró que el gobierno buscará utilizar estos nuevos hechos para detener el juicio político a la mandataria. "Vamos a pedir la anulación. Este juicio político fue abierto por Cunha y quedó demostrado que lo hizo para obstaculizar su propia investigación", alegó Cardozo.

Confiado en que a último momento algo o alguien lo salvaría de la caída, Cunha, uno de los políticos más despreciados por la población, se presentó por la noche a la prensa. Por primera vez sin su sonrisa pétrea, dijo que aunque respetaba la decisión del tribunal, apelará la medida. "Es obvio que hay un proceso político detrás de esto. No hay posibilidad de que yo renuncie", afirmó desafiante mientras en las redes sociales los brasileños, irónicos, colocaban fotos de Cunha con la frase "Chau, querido", en alusión a la campaña impulsada por él para la destitución de Dilma.

Por ahora, su reemplazante en la titularidad de Diputados será el vicepresidente primero de la Cámara, Wahid Maranhão, fiel colaborador de Cunha y también acusado de haberse beneficiado del petrolão. Pero se espera que pronto los líderes partidarios se pongan de acuerdo para elegir nuevas autoridades de la Cámara.

Atento a cada detalle sobre la suerte de su correligionario, Temer evitó pronunciarse sobre la destitución de Cunha y se mantuvo encerrado con sus colaboradores en su residencia. Temer también tuvo sus propias malas noticias ayer: el Tribunal Regional Electoral de San Pablo lo halló culpable de haber hecho donaciones mayores que las permitidas por la ley a candidatos de su partido en las elecciones de 2014. Y con esta condena, se volvió inelegible para un cargo público por ocho años; es decir, si tras la votación en el Senado la próxima semana tiene que reemplazar a Dilma hasta el fin del actual mandato (31 de diciembre de 2018), no podrá aspirar a una reelección. Él ya había advertido que no tenía esa ambición, pero ahora la ley electoral directamente se lo prohíbe.

LA NACION