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14/01/2016 21:05 hs

Crónica de "una película de terror"

Argentina - 14/01/2016 21:05 hs
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Cayastá, el día que un tranquilo pueblo tuvo a los prófugos más buscado en todo el país. 

Dante de Cayastá
Cayastá es el nombre de una pequeña población en la provincia de Santa Fe, que estuvo en boca de todos y en los medios de comunicación debido a los tres prófugos Martín, Cristian Lanatta y Víctor Schillaci, que eran intensamente buscados por la policía.

Cayastá, una localidad muy tranquila, aunque turística, en donde es normal dejar las puertas abiertas, los vehículos afueras, “es un pueblo donde nos conocemos todos” dijo Dante.

Dante es un vecino de esa localidad. Se comunicó esta mañana con Lv16 a través del programa de Daniel Gitto, Factor X.  Este vecino, que tiene un gimnasio en la localidad santafesina manifestó que recién ahora se encuentran más tranquilos, “pasando el terror que vivimos con estos maleantes”. “Fue una película, algo que no esperábamos nunca”.

“El sábado a la mañana nos desayunamos con esta horrible situación”, comenzó diciendo el santafesino.
Los vecinos comenzaron a vivir toda la situación a la 1 de la mañana cuando los prófugos, los hermanos Lanatta y Schillaci quisieron cruzar un puente con una camioneta de “gendarmería” –la camioneta que habían ploteado en Santa Fe-.

Lo cierto es que en ese puente hay gente viviendo debido a las inundaciones y hay mucho control policial, “ellos pasaron por ahí a toda velocidad y casi atropellan a una mujer policía”.

Pero del otro lado del puente los caminos estaban cerrados por el agua, por lo que los prófugos decidieron desviarse por una vía de campo entre Cayastá y Helvecia, la policía los comenzaron a seguir y a perimetrar la zona rural.

En esa persecución, es cuando los Lanatta y Schillaci, se dan vuelta en el vehículo, y el hermano Martín, queda mal herido. Según narra, Dante, los prófugos, después del siniestro en la camioneta, se metieron en una pileta que estaba en un campo. Luego, se meten a la casa del dueño del campo.  “Entraron armados a la casa, le piden el vehículo, ropa y agua. Al dueño de la casa, lo atan, le dejan plata por la camioneta”.

Por consiguiente se dan la fuga hacia la ruta 11, pero lo que estos hombres no sabían es que ese camino estaba todo inundado, “tuvieron que volver al camino del campo”. En ese trajín es que la camioneta nueva que sacaron, se quedó atascada. “Ahí los tipos empezaron a caminar por el monte”, sigue relatando Dante.

Martin Lanatta quien fue detenido el sábado a las 10 de la mañana, entra en muy malas condiciones físicas a la casa de una familia que vive en la zona rural. Martín le dice al dueño de la casa, quien llamó a la policía, “dijo que se quedó atascado, le pidió agua, y que no llame a la ambulancia porque se encontraba con su familia”. El dueño de la casa se alarma, retira a su familia por detrás de la casa y cuando vuelve Martin no estaba más, “se había ido con la llave de su auto. Ahí suponen todos que volvió a buscar el arma y es en ese momento que la policía lo agarra”. Martin se entrega.  

Mientras tanto, en los medios de comunicación decían que habían atrapado a los tres prófugos. Según lo que comentó Dante, eso no fue así. Cristian Lanatta y Victor Schillaci, se encontraban perdidos en algún campo.

“Los otros hacían pozos y se escondían debajo del agua para que los helicópteros no los vean. El día que los encontraron fue porque se movilizaron a la  arrocera -lugar donde los atrapan-”.

“El dueño del lugar donde fueron atrapados, le pidió a su empleado que vaya a ver si estaba todo bien. El peón le pide a la policía que los acompañe y la policía no los acompaña”.

El peón ya en el campo, se encontró con los dos prófugos que faltaban ser atrapados,  les da agua, conversa con ellos, se entera que “tenían planeado irse a Paraguay”.

Veinte minutos después, la policía llega al lugar y finalmente los atrapan.

Los malhechores, “estaban quemados por los alambres boyeros, comentó Dante como “dato curioso”, prosiguió, “nadie sabía en donde estaban y te podías encontrar con ellos en el patio de tu propia casa, turismo no hubo, los negocios no abrían y había más de 600 policías entre gendarmería. Nadie sabía qué hacer”.

“No eran tipos improvisados, pero le jugó una mala pasada el tiempo y el agua que inundaba la zona”, concluyó el santafesino. Aliviado de que todo haya terminado.

FactorX/Lv16.com

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