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22/11/2015 21:02 hs

Las cinco claves para entender el resultado de la elección

Río Cuarto - 22/11/2015 21:02 hs
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Qué pasa con el voto en blanco, el presentismo y los electores de Massa. La pelea bonaerense y el valor de la distancia

La expectativa central, obviamente, estará enfocada en el nombre del ganador. En una mirada menos apasionada y más profunda, acaso para los días que vienen, hay algunas claves para detenerse a la hora de desmenuzar los números que dejen las urnas. Y que podrían ayudar a entender las fortalezas (y debilidades) con las que arrancaría el nuevo gobierno. 

1) El nivel de participación. Uno de los fenómenos de la primera vuelta, y que explicó en gran parte la victoría pírrica de Daniel Scioli, fue el aluvión de gente que se sumó a la votación respecto a las primarias del 9 de agosto. Unos dos millones de electores más que, en su gran mayoría, eligieron a Mauricio Macri y lo dejaron con la satisfacción de la derrota digna. Se pasó de 24 a 26 millones de votantes. De menos de un 75% de presentismo a más del 80%. Cualitativamente, la diferencia se podría explicar por un miedo, pero no al ajuste y a la devaluación, sino a que siga el kirchnerismo. 


2) El voto en blanco. Otro de los fenómenos entre las PASO y el comicio general del 25 de octubre fue una ostensible reducción del voto en blanco. De más 1,2 millón el 9 de agosto se ubicó en menos de 670 mil en la primera vuelta. Para los balotajes como el de hoy, donde las opciones se acotan a dos personas, los encuestadores suelen estar atentos a una posible avalancha de votos en blanco. 

Aquí vale detenerse en dos puntos: por un lado, al computarse en los porcentajes sólo los votos afirmativos, es decir, los que optan por uno de los dos candidatos, el voto en blanco hace que se amplíe la diferencia y por eso se escucha habitualmente que "favorece al ganador". Un ejemplo matemático: si el candidato A saca 50 votos, el B 40 y hay 10 de votos en blanco, la distancia entre uno y otro, sin despejar esta última variable, es de 10 puntos: 50% el A, 40% el B y 10% de voto en blanco. En cambio, cuando se cuentan sólo los votos afirmativos, es decir, 90 en total, los 50 sufragios del candidato A pasan a ser un porcentaje de 55,56% y los 40 del B se convierten en 44,44%. La diferencia se amplía a 11,12 puntos. 

Pero cuidado, porque si hubiera un aluvión de votos en blanco, como ocurrió en las legislativas de 2001, el análisis ya no pasa por el impacto matemático y las brechas, sino por un rechazo a las ofertas electorales; un llamado de atención. En su momento, sumados los votos intencionadamente anulados, esto se conoció como "voto bronca" y fue un preludio del "que se vayan todos". De todos modos, en principio, no se espera un escenario así para hoy.  

3) Dónde va el voto de Massa. En la primera vuelta del 25 de octubre, hubo más de 8 millones de votos "ajenos". Esto es, gente que se acercó a las urnas y no optó ni por Scioli ni por Macri. Una buena parte de esos electores, como se explicó, eligieron la variante "en blanco". Pero la gran mayoría, cerca de 5,4 millones, se inclinó por Sergio Massa. Eso explicó la desesperación de los dos finalistas por enviar señales amistosas al líder del Frente Renovador y, sobre todo, a sus seguidores. El grueso de los votos de Massa, está claro, se concentra en la provincia de Buenos Aires: más de dos millones de sufragios. Su otra joya fue Jujuy, la única provincia donde ganó para el tramo presidencial. No casualmente Macri hizo su cierre ahí. 

4) La distancia en el triunfo. Aunque habrá sólo lugar para uno, la diferencia que logre el ganador podría ser un condicionante para el arranque de su gestión. Aquí se pueden establecer algunas franjas orientativas: una victoria por menos de 5 puntos será catalogada como "acotada"; entre 5 y 10, "cómoda"; más de 10, "contundente"; más de 15 o 20, "paliza". A medida que se amplía la brecha, lo lógico: el ganador tendrá más margen de acción inicial y sus rivales deberán moderarse. Una relación de fuerzas que puede resultar clave en un escenario tan polarizado como el que se configuró para el balotaje de hoy.

5) La distribución y la estratégica provincia de Buenos Aires. Tanto las PASO como la primera vuelta mostraron un mapa de votación bastante simple de leer. Macri se hizo fuerte en los grandes centros urbanos (el 25/10 ganó la Capital, Córdoba, Santa Fe, Mendoza) y Scioli se quedó con el Norte y el Sur, con distritos más chicos. También el candidato K ganó la provincia de Buenos Aires, logrando eludir la derrota de Aníbal Fernández en el tramo a gobernador frente a María Eugenia Vidal. 

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