El grupo jihadista Estado Islámico (EI) volvió a probar sus límites al decapitar ayer por primera vez a dos mujeres acusadas de "brujería" y a sus esposos en Siria, en medio de una renovada ofensiva contra sectores controlados por fuerzas kurdas.

Las ejecuciones ocurrieron en la provincia de Deir al-Zur, en el este del país, ante una multitud.

Una de las mujeres y su marido fueron decapitados con espada anteayer en Deir al-Zur, capital de la provincia del mismo nombre. La otra pareja corrió la misma suerte el domingo en Al-Mayadin, en la misma provincia, y con ellos se ejecutó también a dos hombres acusados de robo y tráfico de drogas.

Las dos mujeres y sus maridos fueron acusados de supuesta "brujería y magia", actividades que el islam condena.

La acusación tuvo lugar luego de que miembros de EI encontraron amuletos y papeles cosidos en tela en la casa de las mujeres, objetos tradicionales que se suelen usar en las zonas rurales para resolver problemas de pareja o para luchar contra el mal de ojo, explicó Abu Ibrahim al Raqaoui, una activista en Raqqa, el bastión de EI en Siria.

De esta forma, la organización extremista usó ese método de ejecución por primera vez en mujeres, según el director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), Rami Abderrahman. Previamente habían decapitado a dos soldados kurdas que ya habían muerto en combate.

EI proclamó su califato en 2014, y desde entonces ya ejecutó al menos a 3027 personas, incluyendo a 1787 civiles y 74 niños, según el OSDH. De ellos, 216 eran milicianos kurdos, 881 soldados del gobierno sirio y 143 miembros del mismo grupo, acusados de deserción o espionaje.

Los métodos de ejecución incluyeron fusilamiento, decapitación, lapidación y quema, y se valieron de elaborados montajes. Muchos de éstos fueron filmados y distribuidos en la prensa.

En otro sector de la misma provincia de Deir al-Zur el grupo colgó a cinco personas con los brazos en cruz frente a un puesto de la hisba, policía religiosa de EI, con la inscripción "No respetó el ayuno sin justificación religiosa", en referencia al Ramadán y la restricción de comer, tomar, fumar o mantener relaciones sexuales entre el alba y la puesta del sol. El castigo incluyó la crucifixión por un día y 70 latigazos, además de soportar las burlas de la gente que pasaba por el lugar.

Las ejecuciones suceden en medio de una ofensiva contra posiciones kurdas al sur de la ciudad de Tal Abyad, a sólo 80 kilómetros de Raqqa y en la frontera con Turquía que lanzó ayer EI.

Las tropas kurdas ya habían derrotado a EI en Al Hasaka y Kobane, e incluso tomaron Tal Abyad hace diez días. En los combates murió un voluntario australiano, el segundo en este año, peleando para las Unidades de Protección Popular (YPG), las milicias kurdas en las que ya murieron otros tres extranjeros. Pero ahora intentaban repeler una vez más el asalto del grupo jihadista.

Tal Abyad se encuentra en el medio de una importante línea de suministros de EI a su bastión en Raqa, desde donde coordina su campaña en Siria.

Frente a esto, el régimen de Bashar al-Assad, que combate a EI y a otros grupos rebeldes en Siria, mató a por lo menos 30 personas ayer mediante ataques con barriles explosivos lanzados desde aviones, en las provincias de Damas e Idleb. En junio ya murieron 24 personas, entre ellas 5 chicos, en este tipo de bombardeo. Más de 230.000 han muerto en total desde el inicio del conflicto sirio, hace ya cuatro años.

En tanto, en Irak, uno de los ayudantes del líder de EI, Abu Bakr Al-Baghdadi, murió en batalla en la provincia de Salahuddin, al norte de Bagdad, donde jihadistas y tropas regulares se enfrentan desde el nacimiento del califato, en junio de 2014.

Por otro lado, entre las fuerzas chiitas que luchan junto con el ejército regular iraquí contra EI, uno de sus líderes, Abu al-Shishani Akrama, cayó también en combate. (Agencias)