En el tedeum del 25 de Mayo celebrado en la Catedral, con una exhortación a acabar con la idea de que el otro es el enemigo y a no dar la espalda a los pobres, la Iglesia les envió ayer un mensaje a los candidatos presidenciales: que ejerzan la política con integridad moral, contra la opresión y la injusticia, y actuando siempre al servicio de los otros.

El único de los postulantes que escuchó cara a cara el pedido del arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Mario Poli, fue Mauricio Macri, que estuvo en al catedral metropolitana acompañado de su esposa, Juliana Awada, y de todo su gabinete. Ninguna autoridad nacional participó del acto, a excepción de altos jefes de las tres Fuerzas Armadas.

La presidenta Cristina Kirchner eligió no estar presente y participó del tedeum en la Basílica de Luján, al argumentar que es devota cristiana de la virgen patrona de los argentinos. Macri lo lamentó.

El cardenal Poli dijo: "Todos queremos que se achique la brecha entre las clases sociales", y pidió "no entramparse en estadísticas para evitar dar la espalda a los pobres".

Cuando Poli envió su mensaje a los candidatos mencionó al Papa. "Como suele decir Francisco, para quienes aspiran a echarse la Patria al hombro, el Concilio Vaticano II tiene una frase que alienta a hacerlo con grandeza", dijo. Y citó: "El Concilio dice a quienes pueden ser capaces de ejercer el arte de la política que procuren ejercitarla con olvido del propio interés y luchen con integridad moral contra la injusticia y la opresión, consagrándose con honestidad, caridad y fortaleza al servicio de todos".

Así se había referido el entonces cardenal Jorge Bergoglio, hoy papa, en 2003 en esta misa en la Catedral cuando se dirigió a Néstor Kirchner al asumir su presidencia.

ALERTA

También a los candidatos les dijo que se requiere pasión por el servicio para el bien común y alertó sobre otras pasiones que "disgregan y distancian del ideal fraterno". Fue entonces cuando recordó una frase del general Manuel Belgrano, que recomendó a los patriotas de su época: "Desterrar la venganza, porque esto es de nunca acabar".

La Catedral metropolitana estaba repleta de funcionarios macristas y de algunos curiosos que fotografiaban con sus celulares a Macri y a Awada, por momentos de la mano, sentados frente al reclinatorio, a metros del altar.

Poli pronunció una homilía cargada de mensajes políticos, basada en el pasaje del Evangelio según San Marcos en que el apóstol narra el momento en que Jesús caminó sobre las aguas para ayudar a sus fieles que remaban contra el viento. Lo usó de ejemplo de cómo Jesús no es indiferente a la aflicción de los hombres. "Pidamos perdón por nuestros pecados personales y sociales", exhortó. Y recordó que tras la crisis de 2001 "el Dios de la Constitución siempre está dispuesto a entreverarse en nuestra historia". Allí instó a "recuperar la imagen de la patria como una gran familia con pluralidad de opiniones. No puede ser ajena a nuestros ideales, porque responde a nuestras auténticas raíces".

Tras recordar que el tedeum es una plegaria de confianza en el porvenir, Poli instó a que el amor sea la guía de la acción política. "Todos aspiramos a que cada vez más se achique la brecha que separa las clases sociales en la Argentina", advirtió.

"De ahí que un progreso que se entrampa en cálculos y estadísticas, y les da la espalda a las necesidades básicas, insensible a los más débiles y vulnerables, desconociendo el tiempo y los derechos de los pobres y pequeños, corre en sentido contrario a la voluntad del mismo Dios y creador, que hizo este mundo para todos", dijo el arzobispo de Buenos Aires, tal vez en alusión a no dejarse encandilar por números de la macroeconomía.

El primado argentino destacó el paso por la Catedral del sable corvo de San Martín y consideró que "quedó en el aire de este templo un renovado vigor del espíritu sanmartiniano: sacrificio, abnegación, de no anteponer los intereses personales de la patria y el bien común".

Tras esa introducción, Poli pidió a Dios "que convierta las espadas en arados" y haga "que este encuentro entre el padre de la Patria y su noble arma se convierta en un signo de pacificación, reconciliación, justicia y progreso para nuestro pueblo, respetando la voluntad y el legado de a quien hoy evocamos".

Su homilía fue aplaudida por el público. Macri lo hizo con cierta timidez acompañado de buena parte de su gabinete y de su esposa.

Poli despidió a los fieles y rezó nuevamente por la "pacificación, reconciliación, justicia y progreso para nuestro pueblo", pidió a la Virgen de Luján por paz y progreso y terminó la ceremonia con un sonoro "¡Viva la Patria!".