Francisco recibirá este domingo "en forma estrictamente privada" al presidente de Cuba, Raúl Castro. Lo anunció sorpresivamente ayer el Vaticano, y precisó que el encuentro tendrá lugar en un estudio adyacente al Aula Pablo VI, el mismo escenario donde el ex arzobispo de Buenos Aires dialogó la semana pasada con el presidente de Ecuador, Rafael Correa, y donde el 7 de junio próximo recibirá también a la presidenta argentina, Cristina Kirchner.

Será la segunda visita de un Castro a la Santa Sede, después de la realizada por Fidel, artífice de la revolución cubana -pero educado en un colegio católico jesuita- en noviembre de 1996, durante el pontificado de Juan Pablo II. Esa reunión de carácter histórico fue el preludio de la primera visita de un jefe de la Iglesia Católica, el propio Juan Pablo II, a la isla comunista (en 1998) y de un paulatino acercamiento entre la Santa Sede y Cuba.

En ese primer viaje, el papa polaco lanzó un mensaje profético que en marzo de 2012 reiteró su sucesor, Benedicto XVI: "Que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba".

Mucha agua pasó debajo del puente. El Vaticano siguió ejerciendo una sutil diplomacia en la isla, y Francisco, el primer papa latinoamericano de la historia de la Iglesia Católica, como es sabido dio una vuelta de tuerca. Luego de recibir al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a fines de marzo del año pasado, se convirtió en el mediador de un histórico acercamiento entre Cuba y su principal enemigo, que muchos analistas comparan con la caída del Muro de Berlín, pero del continente americano.

El 17 de diciembre pasado -día del cumpleaños 78 de Jorge Bergoglio-, Obama y Raúl Castro anunciaron al unísono el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países dramáticamente distanciados por la Guerra Fría, gracias al impulso de Francisco.

"Como sabemos, el presidente Raúl Castro le ha agradecido públicamente al Papa el rol que tuvo en el reacercamiento entre Cuba y los Estados Unidos, y el Papa visitará en septiembre la isla caribeña antes de pasar por Estados Unidos", dijo Federico Lombardi, vocero de la Santa Sede, en un comunicado.

En vista de este reacercamiento entre dos enemigos -que quedó plasmado en el apretón de manos que se dieron Obama y Raúl Castro en la reciente cumbre de Panamá-, el Vaticano hace dos semanas anunció que el Papa viajará a Cuba en septiembre, en una escala previa a su también histórico viaje a Estados Unidos.

De cara a esa visita -la tercera de un papa a la isla después de Juan Pablo II y de Benedicto XVI en 2012-, resulta normal que haya un encuentro entre los dos jefes de Estado. El presidente cubano, que está realizando un viaje por estos lares, que lo llevó anteayer a Argelia y ayer a Moscú, no quiso perderse la oportunidad de tener un cara a cara con ese pontífice que logró el inesperado deshielo tan necesario para un país con dramáticos problemas económicos, para manifestarle personalmente su gratitud.

Fiel reflejo de la estima que le tiene al papa argentino, Raúl Castro la semana pasada recibió a uno de sus más cercanos colaboradores, el cardenal Beniamino Stella, prefecto de la Congregación para el Clero y ex nuncio (embajador del Vaticano) en La Habana de 1993 a 1999.

El Vaticano mantiene relaciones con Cuba desde 1935, con altibajos y tensiones que fueron decreciendo hasta la primera visita de Juan Pablo II. A partir de entonces, se levantó la prohibición de las procesiones públicas, se retomó la Navidad como fiesta oficial, se autorizó el ingreso de sacerdotes y religiosos a la isla y en 2010 se inauguró en La Habana el primer seminario en 50 años.

Ese mismo año, con la mediación de la Iglesia, el gobierno de Raúl Castro comenzó a excarcelar presos políticos. Después del viaje de Benedicto XVI, en marzo de 2012, hubo una ulterior distensión que quedó demostrada con la restitución de la festividad en la conmemoración católica del Viernes Santo.

EE.UU. AUTORIZA SERVICIOS DE FERRY A LA ISLA

En el marco del proceso de deshielo con La Habana, el Departamento del Tesoro informó ayer que emitió licencias a algunas empresas norteamericanas para que a partir del próximo 3 de julio operen servicios de ferry con pasajeros a Cuba, lo que ocurre por primera vez en más de medio siglo.

Los pasajeros que sean transportados deben entrar dentro de las 12 categorías bajo las cuales se les permite a los estadounidenses viajar a Cuba, entre ellas visitas familiares o con fines académicos, culturales, deportivos o religiosos, según las directrices del Tesoro. El turismo sigue prohibido.

Por lo menos una empresa naviera en Florida confirmó haber recibido la luz verde del Tesoro, aunque destacó que el servicio debe recibir aprobación de otras agencias del gobierno, así como de Cuba.