Se trata de las primeras condenas por el atentado a la joven activista. Malala, que tenía por aquel entonces 15 años, recibió un disparo en la cabeza y otro en el cuello cuando iba en el autobús que la llevaba a la escuela, en el valle de Swat. Los talibán reconocieron el ataque y prometieron que lo intentarían de nuevo hasta matarla.

Ninguno de los 10 hombres condenados son los autores materiales del atentados, según ha informado un funcionario. "Tuvieron un papel en la planificación y ejecución del intento de asesinato", ha asegurado. La policía cree que el autor del ataque logró escapar a Afganistán.

En 2014, la niña recibió el Premio Nobel de la Paz por su campaña a favor de los derechos de los niños y de la educación.

Malala y su familia desafiaron la prohibición impuesta por los insurgentes para impedir que las niñas acudieran a la escuela, y ella decidió además buscar una forma de contar lo que estaba viviendo.

La niña arriesgó su vida al poner en marcha un blog -bajo el seudónimo de Gul Makai- para desvelar las atrocidades cometidas por los insurgentes, lo cual le valió amenazas de muerte de los integristas locales.

Su lucha por el derecho a la educación y sus críticas al régimen talibán provocaron que fuera atacada. La gravedad de las heridas llevó a que fuera trasladada a un hospital británico donde terminó de recuperarse. Malala no puede volver a su país debido a las amenazas de los talibán a su familia y a ella misma.

Meses después, Malala regresó a escuela en Reino Unido. "Volver al colegio me hace muy feliz. Mi sueño es que todos los niños en el mundo puedan ir a la escuela porque es su derecho básico", declaró el primer día que volvió al colegio.