Europa le declaró la guerra a Google. Las autoridades comunitarias acusaron ayer al gigante de Silicon Valley de abusar de su posición dominante en el mercado de las búsquedas en Internet para favorecer su negocio de comercio digital y dañar a sus competidores. Además, anunciaron la apertura de una investigación sobre el sistema operativo Android, propiedad de Google, ante las sospechas de que obstruye el desarrollo de aplicaciones y servicios rivales, con lo que podría estar perjudicando a los innovadores y a los consumidores.

La Comisión Europea pulsea desde hace cinco años con Google, la empresa que acapara el 90% de las búsquedas en la Web en los países miembro del bloque, una cuota incluso superior de la que ostenta en Estados Unidos. Pero el paso que dio ayer abre un conflicto comercial de enormes proporciones: la compañía se expone a una multa máxima equivalente a un 10% de su facturación global -unos US$ 6500 millones- si no adapta sus prácticas en un plazo relativamente corto.

La principal objeción tiene que ver con lo que se denomina "búsqueda vertical". La sospecha en la que se basa la acusación es que la firma discrimina fraudulentamente a sus competidores a la hora de desplegar resultados en búsquedas de servicios de compras, en beneficio de su división Google Shopping. Si un usuario introduce en el buscador, por ejemplo, un modelo específico de zapatillas se encontrará con cientos de miles de resultados. Las primeras opciones son anuncios de empresas que pagan a Google por conseguir esa ubicación (se los identifica con una etiqueta amarilla debajo del link). A la derecha aparecen recuadros destacados a través de los cuales se puede comprar directamente el producto en la tienda virtual de Google.

La Comisión Europea cree que, en simultáneo, se hunden los resultados de competidores en el comercio online de una manera que no respetaría el orden basado en los parámetros objetivos que procesa el algoritmo del motor de búsqueda. Eso dejaría a las empresas especializadas ante la disyuntiva de gastar en publicidad en AdWords (propiedad de Google) o perder el contacto con millones de potenciales usuarios. Además, se acusa a Google de impedir a sus anunciantes pautar campañas similares en otros buscadores, como Bing o Yahoo.

"Temo que la empresa ha aventajado injustamente a su propio sistema de servicio de comparación de precios, vulnerando las reglas de la UE en materia de abuso de posición dominante. Es un proceso justo y basado en evidencia objetiva", anunció ayer en Bruselas la comisaria europea de Competencia, la danesa Margrete Vestager. Dijo que se estudia también el comportamiento de Google en otras materias, como la venta de vuelos y reservas de hoteles.

La compañía estadounidense tiene diez semanas para responder a las acusaciones. Ayer, reaccionó con una publicación en su blog oficial, en el que califica de "erróneas" las acusaciones de la Comisión Europea. "Estamos respetuosa, pero firmemente en desacuerdo", señaló. Suele alegar que los usuarios de Internet tienen otras opciones para ejecutar sus búsquedas en Internet y que no puede calificarse de "monopólica" su posición.

Hace dos años Google fue intimada por las autoridades estadounidenses bajo los mismos cargos. Pero la Comisión Federal de Comercio estadounidense (FTC, por sus siglas en inglés) aceptó un compromiso de la empresa de mejorar algunas de sus prácticas y cerró la investigación afirmando que no halló pruebas de abuso de posición dominante.

La ofensiva europea parece más decidida, como prueba la ofensiva simultánea contra Android, el sistema líder en el mercado mundial de los smartphones y las tablets. La Comisión anunció que "evalúa si Google perjudicó ilegalmente el desarrollo y el acceso al mercado de los sistemas operativos para telefonía móvil, así como para aplicaciones y servicios de comunicación móvil a sus competidores en el Espacio Económico Europeo".

Vestager anticipó que "si la investigación confirma las sospechas, Google deberá asumir las consecuencias jurídicas y modificar la manera en que lleva a cabo sus actividades en Europa". Y añadió: "El objetivo es aplicar las reglas de manera tal que las empresas que operan en Europa no priven artificialmente a los consumidores del más amplio abanico posible de opciones o no obstaculicen la innovación".

Android significó un instrumento clave para la estrategia de Google de retener e incrementar sus ganancias publicitarias en un momento en que los usuarios empiezan a usar más las aplicaciones de sus móviles que los buscadores habituales de la Red, como Internet Explorer o Firefox.

La decisión de la Comisión despertó elogios de las empresas querellantes, entre ellas, Microsoft, Oracle, TripAdvisor y Expedia. "Todas las compañías deben obedecer las mismas reglas", advirtió Microsoft, al que años atrás las autoridades comunitarias aplicaron multas multimillonarias por competencia desleal.

La guerra de Bruselas contra Google viene de lejos y se dirime en varios frentes. En noviembre pasado, el Parlamento Europeo votó una resolución -no acompañada por medidas ejecutivas- a favor a trocear la empresa, para separar el motor del resto de su cartera de negocios y conseguir así búsquedas "imparciales" en Internet.

En mayo el máximo tribunal de justicia europeo había complicado a la empresa californiana con un fallo en el que instauró el "derecho al olvido", que responsabiliza a los motores de búsqueda por los contenidos de carácter personal que aparecen en las webs publicadas por terceros.

La Comisión Europea también tiene bajo análisis denuncias contra Google interpuestas por editores que consideran abusivas sus exigencias en materia publicitaria y por webs competidoras que mencionan supuestos casos de plagio de contenidos. (La Nación)