En la cama o en el sillón, juntos o cada uno con la suya, con enojos de por medio porque el otro habla o se levanta todo el tiempo y, por supuesto, entendiendo como una traición el hecho de que se vea un capítulo a solas. Las series llegaron para quedarse y se instalaron con sus propias dinámicas en las rutinas de las parejas, como el plan perfecto para después de comer y para los fines de semana. Sin embargo, no están libres de desacuerdos, planteos, disputas y hasta verdaderas escenas de celos.

"Si estamos viendo una serie juntos y él se va de viaje, ni loca la miro sola, pero no porque él se enoje, sino porque es algo que no se me ocurre, como él tampoco lo haría sin mí, nos esperamos siempre. Tanto Homeland, como True Detective y Orange is the new black las vimos juntos" detalla Yanina Glujovsky, abogada de 33 años.

Sin embargo, este tipo de reglas -sean tácitas o explícitas- en parejas que miran series también corren el riesgo de ser transgredidas.

Es el caso de Adrián Garavaglia, de 35 años: "Nos ha pasado de estar mirando cada uno su serie en la compu y empezar a relojear la del otro, y así me enganché con una que estaba viendo ella, The Killing. Un día cometí un acto de traición, que fue seguir viendo capítulos sin esperarla. Una noche me dice: «¿Vemos el capítulo 5?» y yo le digo: «Voy por el 15». Casi me mata, se enojó muchísimo, así que yo la terminé de ver solo y ella no la vio más", recuerda entre risas y miradas inquisitorias de su mujer, Vanina Ferreyra.

Y es que si bien el hecho de tener a mano las temporadas completas es una ventaja, a tono con los modos maratónicos de mirar, esto también puede convertirse en un problema ante la imposibilidad de coordinar tiempos libres comunes para poder disfrutarlas juntos. Como explica Pablo Manzotti, autor de Seriemanía, "hoy la cantidad de dispositivos por los que se puede ver una serie son muchos [tablets, smartphones, computadoras], lo que genera que haya una tendencia hacia la individualización, por eso surgen estas peleas de «esperame que vamos a verla juntos», uno tiene hoy un tiempo más limitado".

A su vez, muchos hacen sacrificios con tal de seguir compartiendo la serie favorita en pareja. José Ignacio de Carli, director de una consultora de comunicación de 33 años, llegó a ver dos veces temporadas enteras de Breaking Bad para hacerlo con su pareja, Paloma Bigio: "Cuando empezamos a salir, yo ya estaba en la tercera temporada, pero la volví a ver toda con ella y se reenganchó. Lo mío fue un acto de amor y de adicción a la serie, la volví a ver feliz y fue genial porque encontré un montón de cosas que antes no había visto".

Otros ejemplos de series que ni se les ocurre ver por separado son Better call Saul -un spin off de Breaking Bad- y House of Cards, cuya tercera temporada se estrenó recientemente en Netflix. De Carli y su pareja la aguardaban ansiosamente: "Veíamos los trailers, estábamos esperando a que llegara. Ahora no queremos verla toda de un saque y que se acabe rápido, así que la estamos administrando: el domingo vimos sólo tres capítulos".

Sin embargo, como cuenta Bettina Medicina, comerciante de 33 años, no siempre es fácil ponerse de acuerdo en cuanto a qué serie seguir: "A veces a mí me cuesta engancharme con algunas como, por ejemplo, Arrow. Pensé que era de superhéroes y me daba fiaca. Mi marido se enojaba porque se la pateé como dos meses. Un día se cansó y me dijo: «Hoy veo Arrow con o sin vos». ¡Ahora me encanta!".

Y es que, con tanta oferta, el hecho de que haya un género para cada sexo -la acción y los zombis, para los hombres; el romance, para las mujeres- se fue desmoronando, acentuado por la práctica de mirar de a dos. Daniela Pasik, escritora, periodista y autora del blog Planeta Serie, argumenta: "Me parece que no lo podemos dividir por géneros para cada sexo. Dentro de toda esta oferta de series de mayor calidad, lo que sí surgen son universos femeninos más interesantes, que no interpelan específicamente a la mujer, pero donde las protagonistas son fuertes. Así como un montón de mujeres en su momento vieron 24, un montón de hombres ahora pueden ver The Fall, Girls u Orange is the New Black".

Las distintas modalidades también pueden diferir. "Tenemos dos maneras muy distintas -sostiene Garavaglia-. Yo tengo que mirar cada detalle y leer cada letra, y ella se para, va a calentar una mamadera, va al baño, y yo le digo: «¿Querés que pare?», y ella: «No, no, dejalo», y después vuelve y saca conjeturas. Determinamos que sólo está permitido hacer preguntas en los dos primeros capítulos de las nuevas temporadas."

Lo mismo ocurre con el sueño, toda una cuestión, aunque bastante unánime: la regla suele ser seguir mirando, ya que el que está en falta, el que rompió el pacto, es el que se quedó dormido. Y es precisamente por eso que muchas parejas prefieren verlas en el sillón y no en la cama, como Francisco Pellegrini, diseñador de 31 años: "A ella no le gusta mirar series en la cama porque dice que es para dormir y vamos al sillón. Eso no evita que igual siempre se quede dormida en los últimos 15 minutos y después me interrogue".

Probablemente muchas parejas elijan el sillón porque, como explica Nadine Pavlovsky, vicepresidente de Marketing de DirecTV, "para los mayores de 30 años, la televisión tradicional continúa siendo el medio más cómodo". O sea, se sintoniza el canal y se espera la hora y el día indicados, o se elige dentro del menú On Demand. "También existe un segmento de público más joven que prefiere verlas online", agrega. Cada género tiene una modalidad: "Las comedias son más vistas a través de la televisión, mientras que las series dramáticas marcan la tendencia online", detalla Pavlovsky.

Con agendas superocupadas, puede ser complicado coordinar momentos en tiempos de binge wachting (sesiones maratónicas). Sin embargo, algunos tips que pueden favorecerlo: tener series por separado para aprovechar los tiempos libres en soledad, establecer normas de conducta como cuándo son válidas las charlas y las preguntas, cómo actuar ante la baja del otro por sueño, y, fundamental, respetar la regla de oro de no ver capítulos de las series compartidas en soledad, para no "traicionar", sí, pero fundamentalmente para no perderse lo más divertido: comentar, compartir, divagar sobre los personajes y sobre el rumbo de la serie.

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