"Venezuela bajo ataque imperial." La revolución bolivariana apretó sus filas luego de las sanciones de Barack Obama, desplegando todo su inmenso aparato propagandístico con eslóganes de ese calibre. La voz cantante la llevó una vez más el presidente Nicolás Maduro, que ante la Asamblea Nacional solicitó ayer una nueva ley habilitante para legislar por decreto, en medio del recrudecimiento de las tensiones con Washington.

Antes, en una cadena nacional de casi cuatro horas, Maduro había acusado a Estados Unidos de haber hecho "la peor agresión de la historia", "el paso más injusto y nefasto que jamás se haya dado contra Venezuela".

El mandatario aprovechó la ocasión para sacarse de debajo de su manga revolucionaria una nueva ley habilitante ("antiimperialista", dijo), que le otorgaría de nuevo superpoderes legislativos para gobernar a golpe de decreto sin pasar por la Asamblea.

"Elaboré una ley que me dé poderes especiales para preservar la paz, la integridad y la soberanía del país ante cualquier circunstancia que se pueda presentar con esta agresión imperialista", detalló Maduro, luego de que Obama calificara a su país de una "amenaza" para la seguridad nacional de Estados Unidos.

Tal circunstancia serían los "ataques militares" de Estados Unidos a los que se refirió Diosdado Cabello, jefe del ala militar del chavismo y presidente de la Asamblea Nacional. Una escalada máxima en la tensión entre ambos países, sólo comparable a los "vientos de guerra" que Hugo Chávez entonó en 2010 contra Álvaro Uribe, por aquel entonces presidente colombiano.

El propio Maduro acudió anoche a la Asamblea Nacional para solicitar los poderes que le permitan "defender la soberanía" de Venezuela. "No nos arrodillaremos jamás, no podrán con Venezuela, a costa de mi propia vida, se lo juro", clamó el presidente, al exhibir el manual más nacionalista de la revolución. Y llamó "a todo el pueblo de Venezuela para un ejercicio militar especial" que se desarrollará el próximo sábado.

Se trataría de la segunda ley habilitante para Maduro, cuando no cumplió aún dos años en el Palacio de Miraflores, frente a las cuatro usadas por Chávez durante 15 años.

Maduro recibió su primera ley habilitante en enero de 2014, que le sirvió para aprobar 44 leyes y reformas durante el año que estuvo en vigencia. En aquella ocasión, el motivo fue luchar contra la "guerra económica", la justificación bolivariana para la crisis que asuela a un país en recesión, con la mayor inflación del planeta (los precios subieron un 10% sólo en enero), una aguda crisis de escasez de alimentos y desabastecimiento de productos básicos (contra la que se instalarán 20.000 máquinas captahuellas, una versión moderna de la famosa libreta cubana de racionamiento) y un dólar negro que cuesta casi 40 veces más que el oficial.

"Son ustedes la amenaza, presidente Obama, que entrenaron y crearon a Osama ben Laden, a Al-Qaeda. Son ustedes los que invadieron Libia y crearon Estado Islámico. Usted, presidente, es responsable del terrorismo que hay en el mundo", añadió Maduro, en el ya bautizado como "discurso patriótico" por los canales controlados por el chavismo.

Rodeado de militares, entre ellos, seis de los sancionados (tres pertenecientes al ejército y otros tres a la Guardia Nacional), y copiando el estilo de Chávez en sus arremetidas contra Estados Unidos, el presidente vaticinó que Estados Unidos "pretende destruir a Venezuela para luego ir por los demás y recolonizar América latina como su patio trasero".

Y fue un pasó más allá: acusó a Obama de asumir la tarea de derrocar a su gobierno, una ofensiva que, según Maduro, "lo hundirá en el foso de la historia". Aprovechando la ocasión, el mandatario hizo un nuevo cambio de cromos ministeriales, al elevar al puesto de ministro de Interior a uno de los sancionados por Obama.

Se trata del mayor general Gustavo González López, que sustituye a la almirante Carmen Meléndez, aplastada por la nueva ola de violencia que convirtió a Venezuela en uno de los países más violentos del planeta.

González López, hasta ahora director del polémico Servicio de Inteligencia Bolivariano (Sebin), ocupará su nuevo despacho "para que se vaya con su condecoración del imperio estadounidense a garantizar la paz del país, la seguridad ciudadana y nacional".

Un solo mensaje y muchas voces, como la de Adán Chávez, hermano mayor del "Gigante Eterno" y gobernador de Barinas, la cuna de la revolución: "Si nos toca tomar las armas para defender la revolución, lo haremos".

La cancillería chavista ordenó a sus embajadores denunciar la "agresión" estadounidense en cada uno de sus países. Junto a ellos se movilizaron también los principales aliados del chavismo, desde Fidel Castro hasta el presidente de Bolivia, Evo Morales, pasando por el ecuatoriano Rafael Correa y organizaciones como la Unasur.

La Organización de los Estados Americanos (OEA), de la que también forma parte Estados Unidos, se mantiene a la espera, aunque José Miguel Insulza, su secretario general, calificó de "duro" el decreto de Obama.

En el otro lado de la barrera, las sanciones se recibieron con prudencia. "Venezuela no es una amenaza para ningún país. Quien amenaza a los venezolanos es el gobierno de Maduro", enfatizó la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en un comunicado. "La ley habilitante es otra excusa más, otro irrespeto más al pueblo que sufre", recalcó el gobernador opositor Henrique Capriles.

LA FURIA DE MADURO CONTRA OBAMA

"Con las sanciones, Obama dio el paso más agresivo, injusto y nefasto que se haya dado jamás contra Venezuela".

"Hay mucha desesperación, impotencia, porque no quieren entender la realidad revolucionaria, bolivariana y socialista".

"Usted no tiene derecho a agredirnos y a declarar que Venezuela es una amenaza para el pueblo de Estados Unidos".