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03/03/2015 18:38 hs

Desenmascarado, "Jihadi John" pierde su efecto siniestro

Internacionales - 03/03/2015 18:38 hs
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Cuando era "Jihadi John", era una figura aterrorizante, con su identidad oculta detrás de una máscara negra, su tono de voz amenazante reforzado por su corpulenta contextura, su cuchillo serrucho y su determinación a la hora de usarlo en nombre de Estado Islámico (EI) y su autodeclarado califato.

Sus videos de factura profesional empezaban con vociferaciones políticas y terminaban con sus víctimas muertas a sus pies, con la cabeza seccionada cubierta por las arenas de Siria. Luego de los ataques del 11 de Septiembre, muchos creyeron que los terroristas recurrirían directamente a armas de destrucción masiva para atacar ciudades. Fueron pocos los que anticiparon que un hombre con un cuchillo y un equipo de video podrían tener semejante impacto a través del uso de una técnica medieval.

Ahora que la identidad de Mohammed Emwazi quedó expuesta, ese hombre corpulento de acento británico y tono burlón ya no es ningún misterio. Ahora se sabe que es uno de los furibundos jóvenes londinenses, en este caso un jihadista de unos 25 años, de clase media y buena formación, que se volvieron contra su país adoptivo después de mudarse de Kuwait a Inglaterra cuando eran chicos.

Su desenmascaramiento probablemente haya disminuido su utilidad para la causa de la organización. La razón es simple. Ahora que se conocen su identidad y su imagen de joven un poco tonto con una gorra de béisbol de los Piratas de Pittsburgh, Emwazi se volvió menos siniestro para los espectadores y menos capaz de ponerles la piel de gallina a quienes se aterran por la matanza de civiles que hace EI en nombre del islam.

Si vuelve a asesinar frente a las cámaras, el elemento de sorpresa ya no existirá. Y ahora que las autoridades saben de quién se trata, quedan pocas dudas de que será el blanco de un ataque con drones si Estados Unidos o Gran Bretaña pueden precisar su paradero. Las presiones pueden convertirlo en un elemento poco valioso para EI, o incluso en una carga.

Magnus Ranstrop, especialista en terrorismo de la Universidad Nacional de la Defensa de Suecia, dijo que es probable que Emwazi pase a ocupar un rol menor en la organización, porque cada vez que habla por un celular corre el riesgo de que su ubicación sea localizada, gatillando un ataque con drones que termine con su vida y con las de otros.

Ranstrop dijo que la identificación de Emwazi también le da a la opinión pública la esperanza de que sea llevado ante la justicia. "Es muy importante para las familias de las víctimas -dijo-. Ahora saben en quién enfocarse. Saben que hay una persona en particular, con nombre y apellido, a quien las autoridades tienen en la mira, y que sabrá que por el resto de su vida puede ser víctima del ataque de los drones. Ahora que se sabe quién es, tal vez no sea tan amenazante como antes."

Ahora que empezaron a conocerse los detalles de su vida, Emwazi se convierte en objeto de interrogantes parlamentarios: ¿cómo fue su proceso de radicalización? ¿Cómo es que los servicios de seguridad no lo identificaron como una amenaza mortal e hicieron algo para mantenerlo alejado de Siria?

Emwazi es tal vez el más estremecedor ejemplo de la tendencia radicalizadora que está ganando terreno no sólo en Gran Bretaña, sino también en Francia, Bélgica, Dinamarca y otros países de Europa occidental.

Emwazi fue a Siria al principio en 2013, con la vanguardia del movimiento jihadista británico, antes de que las milicias de EI ocuparan territorios e hicieran un llamado a otros, incluidas jóvenes mujeres, a sumarse a sus filas en Siria e Irak. Existen evidencias circunstanciales que sugieren que antes Emwazi intentó conectarse con los terroristas de Al-Shabaab en Somalia, pero sus intentos fueron frustrados en parte por un espía británico que trató infructuosamente de reclutarlo para el servicio secreto.

Desde entonces, el llamado a la jihad se intensificó, y su atractivo se potenció en parte debido al fácil acceso a sitios de Internet que describen los territorios de EI como una utopía religiosa gobernada por la ley de la sharia.

Casi la mitad de los británicos musulmanes consultados por una encuesta de la BBC publicada la semana pasada dicen que la opinión pública británica se está volviendo menos tolerante con los musulmanes. Al mismo tiempo, el Partido para la Independencia del Reino Unido (UKIP, por sus siglas en inglés) saca ventaja con su postura en contra de la inmigración.

La creciente polarización era seguramente uno de los objetivos de la campaña de EI que usó el reconocible acento británico de Emwazi como un poderoso recordatorio para los británicos de que el enemigo estaba entre ellos, y que no era una persona lejana que hablaba en árabe, sino un chico salido de sus calles.

"El hecho de que parezca un joven británico relativamente común, como cualquier otro, es inquietante", dijo John Gearson, profesor de estudios en seguridad nacional del King's College de Londres. "Pero la desmitificación de este individuo reduce el efecto de propaganda para EI. Ahora, no es más que un asesino", agregó.

De todos modos, si el cuarto de hora de Emwazi pasó, los militantes de EI, con su conocimiento de las redes sociales para esparcir el terror, ya encontrarán otras formas de amedrentar a la opinión pública.

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