El papa Francisco lanzó ayer un llamado durante el Angelus para que termine la violencia en Venezuela y se inicie un "diálogo sincero y constructivo", en momentos en que el gobierno chavista redobla la represión política.

"Deseo recordar Venezuela, que está viviendo momentos de aguda tensión. Rezo por las víctimas y en particular por el chico asesinado hace pocos días en San Cristóbal", dijo Francisco, en referencia al asesinato de Kluivert Roa, de 14 años, durante una protesta de la oposición en el estado de Táchira.

Tras el rezo dominical del Angelus, el papa Francisco, que ya ha instado en el pasado en varias ocasiones a la reconciliación en este país, leyó este llamamiento después de recordar también las persecuciones a los cristianos en Siria e Irak, donde son masacrados por Estado Islámico (EI).

"Exhorto a todos al rechazo de la violencia y al respeto de la dignidad de toda persona y de la sacralidad de la vida humana y aliento a retomar un camino común para el bien del país, reabriendo espacios de encuentro y de diálogo sinceros y constructivos. Confío a la querida nación a la materna intercesión de Nuestra Señora de Coromoto", agregó el Papa.

Auspiciadas por la Santa Sede, opositores y el gobierno chavista mantuvieron el año pasado rondas de diálogo para bajar la tensión política, aunque no se lograron resultados concretos en el largo plazo.

Venezuela vive fuertes tensiones sociales y políticas, además de una persistente crisis económica. Manifestaciones opositoras se alternan de manera periódica con marchas en favor del presidente Nicolás Maduro, que redobló en las últimas semanas la represión y encarceló al líder opositor Antonio Ledezma.

CONFRONTACIÓN

En este contexto, Estados Unidos insistió ayer en rechazar las acusaciones de Venezuela sobre su interferencia en el país al afirmar que las imputaciones del chavismo son "falsas", pero evitó hacer comentarios tanto sobre la orden de reducción de su personal diplomático como sobre el nuevo requisito de visado a cualquier estadounidense que desee entrar en el país sudamericano.

"No hemos recibido ninguna comunicación diplomática del gobierno venezolano respecto de estos asuntos y no tenemos ningún comentario más en este momento", indicó un funcionario de la Casa Blanca que prefirió mantener su identidad en el anonimato.

El colaborador demócrata de la Casa Blanca lamentó además los "comentarios incendiarios" que hizo Maduro durante un discurso a última hora de anteayer, y reiteró que las "continuas acusaciones de que Estados Unidos está involucrado en esfuerzos para desestabilizar al gobierno venezolano son infundadas y falsas".

El presidente venezolano ordenó anteayer reducir de inmediato el alrededor del centenar de funcionarios diplomáticos de su embajada en Caracas a niveles similares a la veintena que mantiene su gobierno en Washington y llamó a acabar con "las reuniones conspirativas de estos funcionarios".

El líder chavista dispuso también que se solicite visado a cualquier norteamericano que desee entrar en Venezuela y que se cobre por ese trámite la misma cantidad de dinero que Estados Unidos fija para tal fin.

Al mismo tiempo, Maduro prohibió entrar en Venezuela a una serie de funcionarios y ex funcionarios estadounidenses, entre ellos el ex presidente George W. Bush y su vicepresidente Dick Cheney, y a legisladores a quienes identificó de "ultraderecha" y tildó de "terroristas", entre ellos los senadores Bob Menéndez y Marco Rubio.