Esperable, casi obvia, pero de implicancias imposibles de calcular. Así evaluaron los principales candidatos a presidente la decisión del gobierno de Cristina Kirchner derelevar a Antonio Stiuso de la obligación de guardar secreto sobre su gestión como funcionario de la Secretaría de Inteligencia (SI) a partir de un pedido de la justicia para que declare como testigo en la causa por la muerte del fiscal Alberto Nisman.

Las dudas de los presidenciables, que LA NACION recogió entre sus colaboradores más estrechos, giraban anoche en torno al alcance del permiso a Stiuso. ¿Se lo relevará exclusivamente para que declare ante la fiscal Viviana Fein por la muerte de Nisman? ¿O podrá hablar, incluso fuera de Tribunales, de cualquier asunto que haya pasado por sus manos entre 1972, cuando ingresó a la SIDE como administrativo, y el 5 de enero pasado, cuando se formalizó su renuncia a la Dirección de Operaciones del organismo? Hasta anoche, la letra chica y el formato de la decisión oficial eran una incógnita.

"Estamos ante una caja de Pandora. Sabemos cómo empieza, pero no cómo termina", advirtió Alberto Fernández, en diálogo con LA NACION. Para el ex jefe de Gabinete de Néstor y Cristina Kirchner y actual operador de Sergio Massa, si el permiso a Stiuso fuera más allá del caso Nisman podría convertirse en un "grillete", una herramienta "extorsiva" para la oposición. "El mensaje del Gobierno está claro y es «Si Stiuso nos va a ensuciar a nosotros, que ensucie a todos»", graficó.

Consultado sobre la posibilidad de que la "onda expansiva" sobre la que advierte, lo alcance a él mismo, Fernández negó haber tenido contacto asiduo con Stiuso. "Lo vi una sola vez en mi vida en 2003 o 2004, cuando vino a verme para explicarme por qué Irán era responsable del atentado [a la AMIA]", dijo. Y completó: "Como jefe de Gabinete, hablaba con los jefes políticos de la SIDE, [Héctor] Icazuriaga y [Francisco] Larcher y lo mismo cabe para Massa".

Fernández resaltó que Stiuso debe declarar como testigo y que, por lo tanto, está obligado a decir la verdad.

Stiuso ascendió a jefe operativo de la SIDE en 2002. El puesto fue creado ese año durante la fugaz presidencia de Adolfo Rodríguez Saá.

El jefe del bloque de Pro en la Cámara de Diputados, Federico Pinedo, por su parte, sugirió que el relevo a Stiuso podría ser fruto de un pacto con la Casa Rosada. "No descarto que se lo haya relevado del secreto como resultado de un acuerdo con el Gobierno sobre lo que va a decir ante la Justicia", conjeturó.

Advirtió enseguida sobre los riesgos de que Stiuso pueda hablar sin límite. "Los temas de inteligencia tienen niveles de reserva que hay que preservar. Está muy bien que se lo releve del secreto respecto del caso Nisman, pero no se puede poner en riesgo el vínculo con servicios de inteligencia del mundo", razonó.

Cerca de Daniel Scioli, en cambio, se excusaron de opinar sobre las posibles consecuencias de la decisión del Gobierno. "Todo a lo que ayude a esclarecer y echar luz respecto del atentado y la muerte de Nisman nos parece bien. El resto son especulaciones", dijo a LA NACION un allegado al gobernador bonaerense.

Según la hipótesis de Cristina Kirchner, Stiuso fue el autor en las sombras de la denuncia que Nisman presentó contra ella por considerar que el memorándum que suscribió con Irán encubrió un intento de exculpar a los funcionarios de ese país acusados por el atentado a la AMIA.

La fiscal Fein había citado a Stiuso a declarar como testigo anteayer, después de comprobar en el registro de llamadas que el fiscal recibió en sus últimas horas de vida una comunicación hecha desde un teléfono que pertenece al ex espía.La fiscal deberá esperar que Stiuso esté debidamente notificado del relevo del secreto para volver a citarlo.

Julio Cobos, por su parte, hizo foco en que el Gobierno debe garantizar la seguridad de Stiuso, sobre todo, desde el momento en que lo autorizó a declarar ante la Justicia. "Hay que tener extremo cuidado en que sea custodiado como corresponde. Hasta ahora es la pieza clave del caso Nisman y todo lo que tenga para decir es importante."

Cobos aventó temores sobre un eventual "efecto cascada" si el relevo a Stiuso fuera más allá del expediente en el que se investiga la muerte del fiscal. "Si tiene cosas para denunciar, tendrá que ir a la Justicia", dijo.

En la misma línea, Ernesto Sanz se mostró a favor de que Stiuso pudiera hablar "con amplitud". "Sería interesante que pudiéramos conocer cómo funcionaron los servicios en todos estos años, que se sepa por orden de qué presidentes ha hecho operaciones de espionaje interior", opinó. Y deslizó : "El que tiene algo que ocultar puede que tenga miedo".

Donde sí hubo coincidencia entre los líderes de la oposición es en la lectura de que Cristina Kirchner no tenía margen para no habilitar a Stiuso a presentarse ante la fiscal Fein.

"El Gobierno hizo lo que tenía que hacer. No tenía otra alternativa. Lo releva [a Stiuso] para liberarse del estado de sospecha con el que carga desde que Nisman apareció muerto", analizó Alberto Fernández.

Cobos hizo una interpretación similar. "No relevarlo se iba a interpretar como una total falta de colaboración con la Justicia".

También Sanz consideró que la Casa Rosada no pudo haber reaccionado de otro modo. "El Gobierno está acorralado. Reacciona por necesidad, no por convicción", dijo.

Entre los dirigentes opositores también hubo consenso en que, más allá del alcance de la decisión del Gobierno respecto de Stiuso, en lo inmediato, la atención está centrada en la fiscal Fein y en lo que le pregunte al ex espía cuando finalmente lo reciba en su despacho..