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11/09/2014 19:00 hs

Murió Emilio Botín, banquero que marcó 30 años de poder

Internacionales - 11/09/2014 19:00 hs
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A los 79 años de edad falleció de un infarto el presidente del Banco Santander de España, de los últimos 30 años. 

A Emilio Botín le gustaba describirse como un hombre en combate permanente. Decía que en la mesa de luz no tenía tratados de economía ni manuales de negocios, sino El arte de la guerra, la obra milenaria del filósofo y estratego militar chino Sun Tzu.

El espíritu de conquista, el afán por conocer al "enemigo" y dominar primero el campo de batalla fueron las armas que lo convirtieron en el banquero más influyente de Europa y una figura sin la cual sería imposible entender el poder en la España de los últimos 30 años.



La noticia de su muerte, conocida ayer a primera hora, provocó una conmoción que su país sólo se permite para los personajes históricos: desde el presidente Mariano Rajoy, hasta los líderes de la oposición, pasando por la Casa Real y los grandes referentes del empresariado declararon su consternación y le dedicaron sentidos homenajes.

A los 79 años, Botín seguía en plena batalla cuando el martes por la noche lo sorprendió un infarto en su casa de Madrid. Se resistía a dejar la presidencia del Banco Santander, la entidad que heredó de su padre hace 28 años y que él consiguió transformar en un gigantesco conglomerado financiero con presencia global. En 2007 había llegado a cambiar los estatutos de la compañía para retirar el tope de 72 años que se imponía a la máxima autoridad.

El Santander era él. Lo hacía notar hasta en su ropa: jamás iba a un acto oficial sin la corbata rojo chillón, el color con el que se identifica en todo el mundo a su banco. A diferencia de otras estrellas del rubro, se esforzaba por tener una constante presencia pública, por ser la cara de ese milagro empresarial que logró a partir de una agresiva estrategia de expansión.

"Aparece donde los otros no puedan ir; dirígete hacia donde menos se lo esperen", era una de las frases de Sun Tzu que solía citar.

Sus competidores no lo vieron venir cuando en 1986 heredó el Santander. Era un banco mediano, séptimo en el ranking nacional. Lo había fundado su bisabuelo, en 1857, como una entidad dedicada a cuidar los ahorros de los comerciantes de la capital de Cantabria.


Irrumpió como un revolucionario en el mercado financiero español, por aquellos días en poder de unas pocas familias que actuaban bajo un pacto de no agresión. Su primer éxito fue el lanzamiento de las "supercuentas", que pagaban a los depositantes unos intereses exponencialmente mayores a la media.

Antes de que terminara el siglo XX, el Santander ya había absorbido a dos de sus principales rivales. Primero fue Banesto, luego el Central Hispano.

En paralelo empezó a crecer en Europa -sobre todo en Gran Bretaña- y en América latina. En la Argentina adquirió en 1997 el Banco Río, entonces propiedad de la familia Pérez Companc y actualmente (como Santander Río) la mayor entidad financiera privada del país (ver aparte).

En el momento de la muerte de Botín, el Grupo Santander cuenta con casi 14.000 sucursales y 103 millones de clientes. Es el banco número uno de la zona euro (por capitalización bursátil) y uno de los 10 primeros a nivel mundial. La revista Forbes calculaba la fortuna personal del banquero en 1100 millones de dólares.

"Fue una sorpresa y, al mismo tiempo, un mazazo -dijo Rajoy al comentar la noticia en la puerta del Congreso de los Diputados-. Ha sido un gran embajador de España."

Los elogios de los políticos, empresarios y hasta competidores retratan la influencia de Botín. Era un lugar común identificarlo como "el verdadero poder" en España.

Más allá del mito, resultaba innegable su relevancia en la economía y en la política. Creció en plena hegemonía del socialista Felipe González, pero no tuvo empacho de apoyar en público al conservador José María Aznar antes de las elecciones de 1996 que lo llevarían al gobierno.

Logró salir con escasas heridas de la crisis económica que hundió a España a partir de 2008. También en la Argentina capeó sin derrumbarse el temporal de 2001.

Apasionado del deporte, ligó la marca Santander a grandes eventos internacionales. Fue el gran patrocinador de su amigo Fernando Alonso en la Fórmula 1 y apostó en América por auspiciar la Copa Libertadores.

Su actividad no escapó a los escándalos. El más serio ocurrió cuando se lo vinculó en 2007 con una multimillonaria evasión fiscal con cuentas en Suiza. Botín fue absuelto después de regularizar la situación con un pago de 200 millones de euros a la Agencia Tributaria.

La fuerte impronta de su liderazgo generaba ayer inquietud en los mercados españoles y europeos por el futuro del Santander. En tiempo récord, el consejo de administración decidió por unanimidad dar una señal de continuidad: Ana Patricia Botín, hija mayor del patriarca, heredará la presidencia del grupo.

Así lo despedían sus colegas empresarios


|La Nación

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