En plena campaña electoral para los comicios del 5 de octubre, los indicadores económicos no le dan tregua a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, que cada vez parece estar más lejos de lograr un segundo mandato.
 
Ayer, el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) confirmó que el PBI se contrajo en los dos primeros trimestres de este año, con lo cual el gigante sudamericano entró en una recesión técnica.
 
De acuerdo con el organismo oficial, la depresión entre abril y junio fue del 0,6% en comparación con el primer trimestre; además, el IBGE señaló que la expansión del 0,2% que hasta ahora se creía que había tenido la economía entre enero y marzo en realidad fue una contracción del 0,2%, según los datos revisados.
 
Brasil no se encontraba en terreno de recesión económica desde la crisis internacional de 2008, cuando el último trimestre de aquel año y el primero de 2009 presentaron dos períodos negativos. Esta vez, más allá del contexto mundial, los factores que, según el gobierno, más afectaron a la economía local fueron la sequía que sufrió gran parte de Brasil y la gran cantidad de feriados por causa del Mundial de fútbol, decretados para evitar problemas logísticos en las ciudades sede, que también afectaron la actividad en las fábricas.
 
La noticia del decepcionante desempeño económico en la primera mitad del año llega en un pésimo momento para Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), cuyas chances de ser reelegida disminuyeron en las últimas semanas debido al sorprendente ascenso en las encuestas de la ecologista Marina Silva, que durante el primer gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva fue ministra de Medio Ambiente.
 
Silva asumió la candidatura presidencial del Partido Socialista Brasileño, luego de que su compañero de fórmula, Eduardo Campos, falleció en un accidente aéreo el 13 de agosto. En este corto tiempo, la popularidad de su historia personal -hija de recolectores de caucho de la Amazonia, analfabeta hasta los 16 años, ex empleada doméstica e incansable luchadora ambientalista junto a Chico Mendes- la catapultó a un segundo puesto en las intenciones de voto y sobrepasó a quien era hasta ahora el principal rival de Rousseff, el senador Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña.
 
Rousseff minimizó ayer el bajo desempeño de la economía, al sostener que la recesión técnica es algo "momentáneo", y previó una "gran recuperación" para el próximo semestre del año. "Creo que este resultado es momentáneo. Durante la Copa [del Mundo] tuvimos la mayor cantidad de feriados en toda la historia de Brasil en los últimos años, pero el próximo trimestre tendremos una situación opuesta", dijo.
 
LAS RAZONES DEL FRENAZO
 
Una caída récord en las inversiones, del 5,3%, fue uno de los motivos principales del frenazo en el segundo trimestre, acentuado por reducciones en sectores clave como el industrial (-1,5%), el del consumo del gobierno (-0,7%) y el de los servicios (-0,5%), mientras que la agricultura y el consumo de las familias tuvieron leves aumentos del 0,2% y 0,3%, respectivamente.
 
"La economía global no tuvo el resultado esperado, y no generó los impactos positivos que anticipábamos para la economía brasileña. Como resultado, las exportaciones no aumentaron como era necesario", admitió en una conferencia de prensa el ministro de Economía, Guido Mantega.
 
En este sentido, el funcionario subrayó el peso que tuvo la disminución del flujo comercial con la Argentina, como consecuencia de la situación económica en nuestro país y por las constantes trabas levantadas por el gobierno de Cristina Kirchner, que llevaron a que las exportaciones brasileñas a la Argentina acumulen una caída del 22% en lo que va del año.
 
"Exportamos menos autos a la Argentina y ésa es una de las causas por las que estamos creciendo menos", indicó Mantega, que anteayer tuvo una reunión agendada a último momento con su par argentino, Axel Kicillof. Mantega negó que el encuentro haya sido motivado por un pedido de préstamo argentino. "No está en la pauta", aclaró, e insistió en que la reunión giró en torno a aspectos comerciales regulares. De cualquier forma, sus esfuerzos estuvieron enfocados en negar que los periodistas declaren a Brasil en recesión.
 
"Recesión es cuando se tiene desempleo. El empleo continúa creciendo y la masa salarial, también. No se puede decir que la economía esté parada; el mercado consumidor no está encogiéndose", resaltó Mantega, y -como promete desde hace dos años- afirmó que en el segundo semestre del año se verá una recuperación, aunque reconoció que no se llegará al crecimiento esperado de 1,8% para todo 2014. Los analistas del mercado pronostican la expansión del PBI anual en apenas un 0,7%, con ligeras variaciones en la tasa de desempleo, actualmente en 7%, y en la inflación, del 6,5%, justo en el techo de la meta establecida por el gobierno.
 
SILVA, IMPARABLE: ALCANZA A DILMA EN UNA ENCUESTA
 
El ascenso de la ecologista Marina Silva parece imparable. Según una encuesta de Datafolha divulgada anoche, la candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB) empataría con Dilma Rousseff en la primera vuelta de las elecciones del 5 de octubre próximo, ambas con 34% de las intenciones de voto. Y en un eventual ballottage, Silva ganaría con el 50% de los sufragios contra el 40% de la presidenta, de acuerdo al sondeo.
En tanto, el tercer candidato en discordia, el senador socialdemócrata Aécio Neves, vio caer su respaldo del 20% a 15%, de acuerdo al sondeo publicado por el diario Folha de S. Paulo.
Días atrás, una encuesta de Ibope posicionó a Silva segunda en las intenciones de voto (29%) detrás de Rousseff (34%) para la primera vuelta electoral, y con amplias chances de derrotarla en el ballottage del 26 de octubre (45% contra 36%). La semana pasada, Silva asumió al frente de la fórmula del PSB luego de que su compañero de fórmula, Eduardo Campos, muriera en un accidente aéreo el 13 de agosto pasado.