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22/08/2014 19:30 hs

La muerte de Foley, evidencia del fracaso de la política de rescates de EE.UU.

Internacionales - 22/08/2014 19:30 hs
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n algún lugar del desierto del este de Siria, un miliciano del Estado Islámico (EI) decapitó al periodista norteamericano James Foley. El asesino y su grupo terrorista deben ser blanco de la indignación popular.

Pero la ejecución de Foley es también un cruento llamado de atención para los políticos de Estados Unidos y de Europa, así como para los medios de prensa norteamericanos y las asociaciones de ayuda. La ejecución de Foley es la más patente evidencia que existe hasta ahora del resultado de dos respuestas diametralmente opuestas al problema de los secuestros: los ciudadanos europeos se salvan, pero los norteamericanos están condenados.

Hace unos meses, cuatro periodistas franceses y dos periodistas españoles que eran rehenes del EI fueron liberados, después de que sus respectivos gobiernos pagaran por su rescate a través de intermediarios. Washington se negó a negociar o a pagar un rescate en el caso de Foley y en todos los demás casos de rehenes norteamericanos, incluido mi propio secuestro por los talibanes, hace cinco años.

Con la ayuda de un periodista afgano secuestrado conmigo, tuve la suerte de escapar. Pero ahora Foley murió y los combatientes del EI dicen que también Steven Sotloff, el periodista de la revista Time que el grupo también tiene cautivo, será ejecutado si Estados Unidos no detiene sus bombardeos sobre la agrupación en Irak.

En casos de secuestro, no hay respuestas fáciles. Estados Unidos no puede permitir que los extremistas controlen su política exterior. Una lección que dejan estos últimos años, sin embargo, es que las amenazas a la seguridad son contrarrestadas más eficazmente cuando Estados Unidos y la Unión Europea (UE) actúan en conjunto. El abordaje distinto de esta cuestión impide disuadir a los captores y no garantiza la seguridad de las víctimas.

El mes pasado, una investigación de The New York Times reveló que Al-Qaeda y sus filiales directas recibieron por lo menos 125 millones de dólares en concepto de rescates desde 2008, sobre todo de gobiernos europeos. En público, los europeos niegan el pago de rescates. Pero ex diplomáticos le revelaron al diario que el pago de los rescates se hacía a través de intermediarios.
El secuestro como fuente de financiamiento es un negocio floreciente, y los índices no paran de subir. En 2003 se pagaban alrededor de 200.000 dólares por cautivo. Y en estos días, los captores se alzan con varios millones por rehén.

Los secuestros se volvieron tan lucrativos que los líderes de Al-Qaeda en Paquistán supervisan las negociaciones que llevan adelante sus filiales. Los grupos extremistas que cubren el norte de África, Medio Oriente y el sur de Asia ahora siguen un protocolo común.

En todos los casos se repite un patrón estremecedor: los rehenes son secuestrados, pasan meses sin que se sepa nada y luego a los familiares les llega un mail o un video amenazante. En algunos casos, los milicianos piden que el caso no se haga público para que la recompensa pueda ser pagada en secreto.

Así fue con Foley durante los tortuosos 21 meses que duró su secuestro. En los primeros 16 meses, su familia no sabía nada sobre su paradero. Se enteraron de que estaba vivo a través de los dos periodistas españoles que fueron liberados en marzo, tras el pago del rescate.

Luego llegó un mail, en el que los captores daban instrucciones a la familia para que no lo hicieran público y no señalara al EI como responsable. Temiendo por la vida de Foley, la familia obedeció. Otras familias que tienen seres queridos rehenes de las milicias han hecho lo mismo.

Según sus familiares, Foley creía que su gobierno lo ayudaría. En un mensaje que no fue divulgado, Foley decía estar tan convencido de que Washington lo ayudaría que hasta no permitía que sus compañeros norteamericanos de cautiverio dudaran de su gobierno.

Se necesita desesperadamente que Estados Unidos y Europa den una respuesta coherente a los secuestros. El aleatorio abordaje actual está fracasando. Que la muerte de Foley no haya sido en vano.

El EI pidió US$ 132 Millones por el periodista

-Los milicianos del Estado Islámico (EI) que decapitaron al periodista estadounidense James Foley en Siria habían exigido 132 millones de dólares por su rescate, reconoció ayer un funcionario del gobierno de Barack Obama.
-Otro colaborador de la Casa Blanca dijo que las demandas fueron enviadas por correo electrónico a la familia de la víctima, en New Hampshire.
-El editor de Foley, en tanto, dijo que los jihadistas exigieron por primera vez el rescate a fines del año pasado, meses después del secuestro del periodista en Siria.
-El director general del GlobalPost, Philip Balboni, indicó que los gobiernos europeos pagaban mucho menos para que el EI liberase a sus rehenes.
-Por política de Estado, el gobierno norteamericano tiene prohibido negociar con terroristas, incluso el pago de rescate.(LANACION)
 

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