"La abuela Tenchi? toda felicidad. Gracias!" Así describió Ignacio Hurban elencuentro con Hortensia Ordura, su abuela paterna, una mujer de 91 años que viajó de Santa Cruz a Buenos Aires para conocer a su nieto recuperado una semana atrás.

El encuentro entre Ignacio Hurban y la mamá de su padre biológico, Oscar "Puño" Montoya, fue tan intenso que los dos prometieron volver a verse pronto: el nieto viajará a fin de mes al Sur para festejar el cumpleaños 92 de la abuela.

La mujer llegó a Buenos Aires acompañada de su hijo Jorge Montoya. Estaba "visiblemente emocionada", según relató uno de los participantes del encuentro.

"Es una mujer callada, sencilla. Se la veía muy feliz", dijo uno de los parientes que participaron del encuentro en las horas sucesivas. Es que la reunión familiar se extendió todo el fin de semana, hasta que ayer Ignacio volvió a Olavarría para retomar su vida de pianista y director de la Escuela Musical.

La última semana fue, sin duda, la más movilizante en la vida de este músico separado de sus padres biológicos horas después de nacer y criado en un remoto paraje rural.

El martes pasado, Ignacio se enteró de que era el nieto de Estela de Carlotto. Es decir: que es Guido Montoya Carlotto. El miércoles viajó a conocer a su nueva familia, por parte de su mamá, Laura Carlotto, asesinada durante la última dictadura militar. El jueves conoció a la presidenta de la Nación y el viernes, luego de la conferencia de prensa donde manifestó una inmensa alegría, conoció a su abuela paterna, Hortensia, madre de Oscar "Puño" Montoya, también asesinado durante la última dictadura.

Desde ayer, el pianista intenta recuperar la paz en su casa de Loma Negra. Volver a la escuela de música Hermanos Rossi. Volver al Conservatorio Municipal. Tomar un café junto a un amigo también nieto recuperado de Olavarría. Y dialogar con sus padres de crianza, que posiblemente sean citados en algún momento a declarar por la Justicia.

El músico, que estuvo fuera de Olavarría durante cinco días, se despidió de la familia Carlotto con gran afecto. No dijo aún si volverá a La Plata a presenciar la sentencia en el juicio de La Cacha, donde se juzga a militares y ex policías acusados por el crimen de su mamá biológica. "Vamos despacio", dijo a la familia Carlotto al despedirse para volver a la ciudad donde tiene toda una rutina.

LUZ PARA ESTELA

Los Carlotto, por su parte, quedaron en paz, ya que terminaron de armar el rompecabezas que dejó inconcluso el asesinato de Laura. El examen de ADN les deparó -hace tan sólo una semana- la inmensa felicidad de conocer al hijo de Laura. El cruce genético les certificó, también, quién fue el amor de Laura, ya que hasta entonces no tenían certezas sobre la identidad de Montoya.

El domingo fue inolvidable: todos se vieron las caras. Hortensia fue a la casa de Claudia, hija de Estela. Se reunieron allí antes de la partida de Ignacio, o Guido, como insiste en llamarlo la familia de Laura.

A la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo sus hijos la ven distinta. "Un rasgo marcado por la ausencia se fue y otro apareció -dijo Kibo Carlotto a LA NACION-. Es luz. Tiene una sonrisa que ya no se la saca nadie."