El cardenal australiano George Pell, nuevo hombre fuerte del Vaticano como prefecto del nuevo "superministerio" de Economía creado por Francisco, confirmó ayer el rumbo de ruptura con el pasado iniciado por Jorge Bergoglio, que ya no quiere una gestión económica del Vaticano turbia, sino transparente y eficiente.

Al margen de ratificar que comienza una nueva etapa en el Instituto para las Obras de Religión -el banco vaticano- con una flamante cúpula, el cardenal australiano hizo varios otros anuncios. Entre ellos, la creación de una comisión de diez expertos de todo el mundo encargada de preparar en 12 meses un plan para reformar la estructura de medios del Vaticano, considerada no acorde con los tiempos actuales.

La comisión será presidida por un lord inglés: Christopher Patten, figura política de gran prestigio, "canciller" de la universidad de Oxford, gobernador de Hong Kong antes de su retorno a China y presidente de la BBC, entre otros cargos. Entre los cinco miembros del Vaticano que tiene la comisión, hay un argentino: monseñor Lucio Adrián Ruiz, jefe del Vatican Internet Service.

"El objetivo es adaptar los medios de la Santa Sede a las tendencias de consumo mundial de medios, mejorar la coordinación y lograr progresiva y sensiblemente ahorros financieros importantes", dijo Pell. En un reflejo de los nuevos tiempos, en su primera conferencia de prensa en el Vaticano, el ex arzobispo de Sydney apareció vestido de simple clergyman y camisa blanca.

"Hay muchos desafíos y mucho trabajo por delante", admitió Pell, que estuvo acompañado por el nuevo presidente del IOR, el francés Jean-Baptiste de Frassu.

Otra novedad anunciada por Pell fue la creación de una Oficina de Administración de Proyectos manejado por otro australiano, Danny Casey, ex business manager de la arquidiócesis de Sydney, para aplicar los cambios previstos.

Entre ellos, el traspaso de la sección ordinaria de la Administración del Patrimonio de la Santa Sede (APSA) bajo el control de la Secretaría de Economía. "Se trata de un paso importante para permitir que la secretaría ejercite sus propias responsabilidades de control económico y vigilancia, incluso las políticas y procedimientos de los gastos y la distribución adecuada de los recursos humanos", indicó el cardenal australiano, que explicó que el resto del personal del APSA concentrará sus actividades en el rol de un banco central del Vaticano.

En cuanto al IOR, dijo que en los próximos años serán revisados sus estatutos y rediseñadas sus actividades. La idea es "concentrar las actividades en consultoría financiera y servicios de pago para el clero, las congregaciones, diócesis y empleados del Vaticano", por un lado. Y por otro, crear dentro de los próximos dos años un nuevo Vatican Asset Managment (VAM), para que maneje el patrimonio de la Santa Sede.

Cuando un periodista hizo notar la evidente disminución de italianos al frente de la gestión económica de la Santa Sede, el cardenal respondió: "Aquí no estamos hablando de la vicaría de Roma, sino de la Iglesia universal".

Fuente: LA NACIÓN