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26/06/2014 17:43 hs

Los cinco enemigos de Argentina en los Mundiales de fútbol

Argentina - 26/06/2014 17:43 hs
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La gloria es para pocos. Eso ya lo sabemos. Y para llegar a tal ansiado lugar en la eternidad, muchas son las adversidades que hay que pasar; propias y ajenas. 

En este odioso Top Five,describiremos, uno a uno, los cinco enemigos que hicieron que nuestra renombrada selección suprima su sueño de campeón. Personajes que, para nuestra cultura popular, condensan todas las frustraciones de los Mundiales que no pudimos ganar. Ojalá que Brasil 2014 no le de identidad a ningún otro. 
 
Edgardo Codesal Méndez - Italia 1990

Al ver su foto, todos llegamos a una misma conclusión: su madre aún hoy, ejerce la profesión más antigua del mundo. Después discutiremos si la torpeza de Roberto Sensini colaboró con el resultado, pero el despotismo con el que Edgardo Codesal dirigió todo el partido de la final contra Alemania en la Copa del Mundo de Italia 90, nos hizo odiarlo. Raro en el meticuloso Bilardo que no les haya advertido a los players que el juez uruguayo y nacionalizado mexicano, era de penales fáciles. Previo al fatídico 8 de julio, le cobró un penal a Italia en primera ronda y por los cuartos de final, en Inglaterra - Camerún, cobró tres penales seguidos. Es cierto, contábamos con nuestro ídolo Goycochea en el arco, pero la precisión del alemán Andreas Brehme pudo más. El llanto de Maradona con la presea dorada es el paradigma de la impotencia y del dolor argentino en un Mundial. Hoy, Codesal es miembro de la comisión de arbitrajes de la FIFA, puesto que carga con todo el rencor de la Patria argentina más futbolera. 
 

 
Sue Carpenter - Estados Unidos 1994

Para la mayoría de los argentinos, el Mundial de Estados Unidos 1994, duró apenas dos encuentros. El baile histórico a Grecia con un endiablado Gabriel Omar Batistuta, y la remontada heroica ante los nigerianos con un iluminado Claudio Paul Caniggia. Después,"qué importa del después", diría el tango. Sue Carpenter se llevaba de la mano al jugador argentino más brillante de todos los tiempos y con ella, la ilusión por un Mundial que debió ser nuestro. Un verdadero Dream Team que se hundió apenas se conocía el doping positivo de nuestro gran Diego. Nadie recuerda lo que siguió, ni los partidos contra Bulgaria y Rumania, menos quienes hicieron los goles, porque para nuestros devotos, ahí se terminó todo. Por su parte, la ex enfermera se vio obligada a cambiar de aspecto, se cortó el pelo y adelgazó, sabiendo que había quedado marcada de por vida. ¿Es la culpable real? No nos interesa. Muchas veces se mata al mensajero. Igualmente su sonrisa entre burlona y nerviosa, aún duele. 
 

 
Anders Svensson - Corea Japón 2002

Futbolista de mediocre categoría, su paso por el futbol mundial fue sin gloria y con nuestra pena. Una especie de Claudio Benetti (jugador de Boca Juniors que solo se lo recuerda por el gol a San Martín de Tucumán que le dio el campeonato al club de la Rivera en 1992) pero sueco, con una carrera que se reduce a un solo hito. Un exquisito gol de tiro libre que desmoronaría la teoría del futbol total desplegado por Marcelo Bielsa, cuando Suecia nos empató 1 a 1 y nos eliminó en primera ronda de un Mundial después de 50 años. Con un promedio bajo de gol de 1 cada 7 encuentros (21 en 148 partidos con su selección), su destino pareció marcado en nuestra contra. Su frase célebre "fue el mejor gol de mi carrera" aún hoy repercute en los defensores del tacticismo a ultranza que emplea el actual técnico del Olympique de Marsella. Un rotundo fracaso nuestro paso por Corea y Japón 2002, que lleva la rúbrica de un sueco que tranquilamente puede ir de compras por Florida y Lavalle porque ni le reconocemos la cara. Se retiró a los 37 años y en ninguno de sus clubes retiraron su número de camiseta. 
 

 
Rudolf Kreitlein - Inglaterra 1966

Estaba todo dado para que el seleccionado anfitrión se consagrara campeón. Y nada iba a cambiar el rumbo, ni goles errados, mucho menos un equipo. Era la tarde del 23 de julio de 1966 y en el estadio Wembley chocaban ingleses y argentinos. Transcurrían los primeros 35 minutos de juego y en un cerrado 0 a 0, el árbitro alemán Rudolf Kreitlein expulsa a Antonio Rattín por "exceso verbal". La cuestión era que el colegiado no entendía español y el centrocampista de Boca Juniors no hablaba inglés ni alemán. De estricto luto, más tarde explicaría que "su mirada era malintencionada, por eso me di cuenta de que me había insultado". Diez minutos tardó el argentino en abandonar el campo, exigiendo un traductor porque él no acusaba recibo de dicha medida. Resumiendo, Argentina molestaba y debía ser eliminada como fuese. Lo que sigue es historia conocida, el polémico Rattín, tras estrujar con su mano la banderita británica, se sentó a modo de protesta en la alfombra roja de la reina Isabel y dos policías tuvieron que acompañarlo al vestuario a la fuerza. Un bochorno el árbitro que jugó por unos minutos a ser Tony Camo y así leerle la mente a nuestro héroe. Hoy en día, nuestro Horacio Elizondo, calificaría su actuación con un menos diez. 
 

 
Jens Gerhard Lehmann - Alemania 2006

Algunos jugadores de fútbol parecen signados por el destino solo para entorpecernos la vida y nada más. Fue el caso de François Omam-Biyik en Italia 90, Dennis Bergkamp en el 1998 y de Jens Lehmann con el aceitado equipo de José Pékerman. Fue en el Mundial Alemania 2006, cuando nuestra albiceleste llegaba derribando a todos los muñecos hasta encontrarse con la fuerte selección alemana dirigida por Klinsmann. Su arquero, el anti todo y mediocre player del Arsenal inglés (fue expulsado a los 20 minutos de iniciada la final de la Champions contra el Barcelona) inventó un papelito donde supuestamente explicaba la forma de ejecutar los penales de los argentinos y por eso, los nuestros se apichonaron al extremo. Con Riquelme en el banco y Messi que nunca entró, el triste Lehmann se agigantó ante las figuras de, primero Ayala y luego Cambiasso, para detenerles sus disparos y así pasar a la semifinal. Una de las selecciones argentinas con más fútbol de la historia, vencida por un arquero que tuvo su pico máximo de gloria con la Copa UEFA que ganó con el Schalke 04 en 1997. Un chiste de Roberto Fontanarrosa. 
 

 
Por Mariano Casas Di Nardo | @McasasDiNardo
Revista BRANDO

 

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