"Ya no me callo nada y no me importa qué opine Diego", disparó Rocío Oliva antes de comenzar a dar detalles de su situación actual, lejos de Maradona.

Con un pedido de desalojo latente, por la casa que ocupa junto a su familia en la localidad de Bella Vista y que fue un "regalo" de Maradona, Rocío redobló la apuesta...

"Yo no soy propiedad de Diego. ¿Me persigue por una casa? Se la doy, pero soy dueña de mi vida. Con cada mujer que tuvo actuó como su fuera de su propiedad", dijo a Gente.

Si bien la vivienda la había cedido por 40 años a la familia de Rocío, parece que su pelea con la joven de 23 años lo hizo cambiar de parecer.

"A mí me hizo muy mal todo esto. Un día me dice que me ama y me manda flores y al otro día me manda una carta documento. Yo estoy tomando pastillas para dormir y no estoy bien emocionalmente. El médico me dijo que apague el celular, la compu y la tele. Yo dejé de hacer muchas cosas que me gustaban por Diego, midiendo si se iba a enojar o no".

Pese al abrupto final, Oliva remarcó que ellos tenían una hermosa relación en Dubai hasta que Maradona se dejó influenciar por sus amistades...

"Conmigo estaba bien. Cuando estábamos solos era una persona y cuando está con determinada gente, es otra. Yo siento que Alejo Clérici tuvo que ver con esto. Cuando estaba con él era distinto, se quería mostrar. Yo no lo conocía así", remarcó.

Lo cierto es que ahora está muy dolida y con pocas esperanzas de volver a estar juntos: "Él tendría que pedirme disculpas pero Diego nunca pide perdón".