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08/05/2014 18:30 hs

Aterrizaron en la niebla para salvar una vida

Argentina - 08/05/2014 18:30 hs
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Dos pilotos, que trasladaban un corazón de Mendoza a Córdoba, llegaron a tiempo para un trasplante

Fue alrededor de las 23 del pasado lunes cuando recibieron la primera llamada. Claudio Pistone ya estaba en la cama viendo televisión. A Martín Herrera lo sorprendió en medio de una cena en un restaurante. Un trasplante de corazón. La ablación se había confirmado y debían volar a Córdoba para buscar a un grupo de médicos, y de ahí hasta Mendoza, donde se encontraba el donante para volver luego a Córdoba a tiempo para el trasplante.

Pistone, el piloto designado, salió disparado hacia el aeropuerto de San Fernando, donde comenzó las tareas previas para dejar listo el Learjet 31 de la empresa privada de aviación para la que trabaja, contratada por el Incucai. Herrera, el copiloto, dejó el plato sin terminar y ni siquiera tuvo tiempo de cambiarse. Pilotos experimentados, ambos comandantes, Pistone de 51 años y con más de 5000 horas de vuelo, y Herrera, de 41, con más de 2000, ni se imaginaban en ese momento que los esperaba un vuelo que nunca olvidarán. "Fue el vuelo de mi vida -le diría ayer a LA NACION Herrera, durante una charla en el aeropuerto de San Fernando-. Con esto doy por cumplida mi carrera. Todo lo que venga de ahora en más es laburo."

En la noche del lunes, antes de despegar de San Fernando, la única certeza que les daban los partes meteorológicos era que iban a tener niebla para el vuelo de regreso, el de Córdoba a Buenos Aires, lo que significaba, a lo sumo, tener que elegir un restaurante para matar algunas horas en la capital provincial durante el almuerzo.

Las complicaciones aparecieron recién media hora antes de despegar desde Mendoza hacia Córdoba. A las cinco de la madrugada, mientras Pistone y Herrera esperaban con el avión listo el arribo de los médicos con el corazón, les llegó el parte que informaba que el aeropuerto internacional Antonio Taravella se encontraba cerrado por la niebla. "Para nosotros ya estaba perdido, sabíamos que las posibilidades eran mínimas. Decidimos dejar todo preparado como para salir y esperar", contó ayer Pistone. Según Herrera, no fue nada fácil avisarles eso a los médicos. Ese "doctor, el aeropuerto está cerrado, no podemos ir" provocó desazón: a esa hora, allá en Córdoba, el receptor, un hombre de 52 años de la zona rural de Monte Cristo que el pasado viernes 2 había entrado en emergencia nacional, ya estaba en el quirófano del sanatorio Allende, a la espera del trasplante como única alternativa de vida.

Para aterrizar necesitaban 800 metros de visibilidad y el parte informaba 300. Pero desde la torre de control de Córdoba llegó nueva información: por segundos, algunos mejoramientos permitían la apertura temporaria del aeropuerto. Los pilotos no lo dudaron y decidieron realizar el procedimiento a sabiendas de que podía volver a cerrarse en cualquier momento.

Ya en el aire, se cerró de nuevo. ¿Qué hacer entonces? "La idea fue seguir y hacer el intento sin poner en riesgo la seguridad de la operación -contó Pistone-. Hacer todo lo humanamente posible."

Eso significaba llegar a destino y dar vueltas en el aire hasta que lo abrieran y pudieran aterrizar. El problema es que sólo le quedaban al órgano unos veinte minutos. Y ahora ellos hablan de "milagro" porque en la primera aproximación había 800 metros de visibilidad y apenas aterrizaron la niebla volvió a cerrar el cielo y dejó una visibilidad de sólo 50 metros. El avión aterrizó poco antes de las 8 y a las 8.40 ya se llevaba a cabo la operación.

"Se cerró como pocas veces lo vi en mi vida -relató Herrera-. Esto de cerrarse y abrirse en cuestión de minutos no lo había visto nunca." Ellos desconocían si habían llegado a tiempo. Pero cerca del mediodía sucedió algo atípico. Atípico porque una vez finalizado el vuelo ya pierden el contacto con los médicos, y a Herrera le llegó un mensaje por WhatsApp del doctor Marcelo Figueroa:

"Corazón andando!!! Todo ok!!"

"Uuuuh qué bueno! Felicitaciones al equipo. Un placer para nosotros", respondió Herrera.

"Felicitaciones a ustedes también [y varios emoticones de aplausos]."

Herrera se despidió con un abrazo y un "hasta la próxima" y eligió otro emoticón para responderle: el de un corazón latiendo.

Fuente: lanación.com

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