En Brasil, Dilma Roussefftambién va por todo. Asustada por una fuerte caída en las encuestas, la presidenta aprovechó el Día del Trabajador para anunciar beneficios económicos para todas las clases sociales y, arrinconada por el movimiento que dentro de su propia coalición pide la vuelta de Luiz Inacio Lula da Silva, afirmó que ella será, guste o no, la candidata en los comicios de octubre.

La mandataria buscó usar su discurso en cadena nacional de anteanoche para poner freno al desgaste de su popularidad. Según el sondeo publicado esta semana por el instituto MDA, Dilma sólo cuenta con un 37% de la intención de votos para las elecciones de octubre, una reducción de 6,7 puntos en comparación a la anterior medición, en febrero; en ese escenario, la presidenta debería ir a un ballottagecon la oposición.

Para recuperarse, anunció un aumento del 10% en la ayuda que reciben los brasileños más pobres a través del programa social Bolsa Familia -asistencia que actualmente comprende a 36 millones de hogares-; decretó una rebaja del 4,5% en el impuesto a las ganancias -que beneficia a los estratos medios-, y se comprometió a mantener su política de aumento del salario mínimo.

"Nuestro gobierno tiene el signo del cambio y, junto a ustedes, vamos a continuar haciendo todos los cambios que sean necesarios para mejorar la vida de los brasileños, especialmente de los más pobres y de la clase media", subrayó Rousseff, que poco antes había advertido que ella será la candidata del Partido de los Trabajadores (PT) en las elecciones, con el respaldo de toda la alianza oficialista o sin él.

Desde que comenzó su desgaste en las encuestas, este año, surgieron fuertes presiones para que ella dé un paso al costado y vuelva Lula, su antecesor y padrino político. El llamado movimiento Vuelve Lula está impulsado por algunos sectores del propio PT, así como legisladores de varios partidos aliados al gobierno.

"Me gustaría, cuando sea candidata, tener el apoyo de mi propia base. Pero si no existiese ese apoyo, vamos a seguir adelante", aseguró en tono de advertencia durante un encuentro con la prensa antes de grabar su mensaje por el Día del Trabajador.

Los rumores de un regreso de Lula no hacen más que debilitar a Rousseff. Y pese a que el ex presidente insiste cada vez que puede en que no será candidato, nada parece acallar las versiones. Como para dar una imagen de unidad, ambos aparecerán juntos en un evento en San Pablo con líderes del PT hoy.

Por otro lado, frente a los incisivos pedidos de investigación por presuntas maniobras fraudulentas por parte de la gigante estatal Petrobras en la compra de dos refinerías en el exterior, la presidenta reafirmó en su discurso su vocación anticorrupción y no dudó en acusar a la oposición de utilizar estos casos electoralmente.

"No voy a escuchar callada la campaña negativa de quienes, para sacar provecho, dañan la imagen de esta empresa [Petrobras] que el trabajador brasileño construyó con tanta lucha, sudor y lágrimas", dijo.

En las últimas semanas, los principales contrincantes de Rousseff para octubre, el senador Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), y el ex gobernador de Pernambuco Eduardo Campos, del Partido Socialista Brasileño (PSB), exigieron que el Congreso cree una comisión investigadora sobre las cuestionadas adquisiciones de Petrobras, pero el gobierno ha bloqueado los intentos. Según la última encuesta de MDA, Neves creció en su intención de voto del 17 al 21,6% en los últimos dos meses, mientras que Campos aumentó del 9,9 al 11,8%.

Ambos rivales, que tienen acordado un pacto de no agresión y de apoyo mutuo en caso de que uno de los dos pase a un ballottage contra Rousseff, criticaron con dureza el tono político del discurso presidencial del 1° de mayo y el uso de la cadena nacional como plataforma electoral.

"La presidenta protagonizó ayer un momento patético en la vida pública. Usó un instrumento del Estado, que es la cadena de radio y TV, para hacer proselitismo político y atacar adversarios", se quejó Neves.

Al agitado ambiente político se le suma también una fractura en el movimiento sindical. Mientras la Central Única de Trabajadores (CUT), la mayor organización gremial, respalda a Rousseff, Fuerza Sindical, la segunda central obrera, toma cada vez más distancia del gobierno. Ayer incluso invitó a Neves y Campos a participar de un acto en que les sirvió de escenario para declarar su compromiso con la clase trabajadora.

ANUNCIOS QUE BENEFICIAN A LAS CLASES POPULARES

Bolsa Familia

Dilma Rousseff decretó un aumento de 10% en el programa de Bolsa Familia, del que se benefician unos 36 millones de brasileños; reciben una mensualidad a cambio de que envíen a sus hijos a la escuela, entre otras contraprestaciones

Impuestos

La presidenta también anunció que a partir de 2015 bajará un 4,5% el impuesto de renta en la fuente (impuesto a las ganancias), que grava el salario de los trabajadores, y prometió mantener la política de valorización real del salario mínimo a partir de 2016

Inflación

Dilma afirmó que "la inflación continuará rigurosamente bajo control", aunque admitió que el aumento de precios, sobre todo en alimentos, ha generado "incomodidad a las familias". El centro de la meta oficial de la inflación anual es de 4,5%, con un techo de hasta dos puntos porcentuales más (6,5%). En marzo pasado, con un pico de 0,92%, el índice de precios al consumidor acumulado en 12 meses llegó a un peligroso 6,15%.

Fuente: lanación.com