"Se va a recurrir inclusive a la importación de determinados productos para garantizar el abastecimiento”", señaló el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. Sonó como una advertencia a productores y comercializadores. Pero a la vez encendió todo tipo de especulaciones sobre los productos que podrían ser incluidos en esa lista. Y no pocos imaginan que, si se repite el escenario de escasez de trigo que ocurrió en 2013, el cereal sea candidato a la importación.

Es que junto al tomate, la harina, el pan y los derivados (todos contienen trigo) fueron uno de los productos de la canasta básica alimentaria que más aumentó en 2013. La harina, por caso, se disparó casi 90% en el año tras el incremento en los valores del trigo, mientras el pan común se encareció 70% interanual.

El año pasado, el ex secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, frenó de manera brusca un pedido de importar el cereal para frenar la escalada de precios. Era una bandera que no podía perder el funcionario. Primero porque manejó a mano dura el sector, con exportaciones cerradas –que siguen estando– y controles sobre los precios al productor. Ese cóctel, más la inclemencia climática, hizo que los productores en 2012/13 plantaran muy poco trigo y se volcaran a otros cultivos, como la cebada.

Ahora, en plena cosecha, cuando todavía quedan lotes por recolectar en el sur bonaerense –donde la ola de calor y los incendios castigaron numerosas hectáreas destinadas al cultivo–, aún no se sabe a ciencia cierta cuánto trigo habrá disponible para este año. Se habla de entre 9 y 9,5 millones de toneladas, suficiente para abastecer el consumo interno y exportar unas 2 millones de toneladas.

Pero, en caso que el clima siga sin ayudar, los rendimientos pueden mermar y recortar en parte las estimaciones. Aunque nadie cree que a esta altura del partido se vuelva a repetir la ínfima producción 2012/13, de apenas 8,2 millones de toneladas, según datos oficiales, si se genera escasez, un encarecimiento de la materia prima, aunque no sea tan drástico como sucedió el año pasado (el trigo llegó a valer u$s 780 por tonelada, casi 160% más que el valor global en ese momento), podría disparar pedidos de las empresas para ajustar los “Precios cuidados” de harina, pan, fideos, entre otros derivados.

Claro que una eventual escasez de trigo recién se haría notar hacia mayo, junio, como sucedió el año anterior, y habrá que ver qué acuerdo de precios estaría vigente.