En su último Angelus antes de las fiestas, Francisco no sólo deseó ayer a los fieles de todo el mundo una "Navidad de esperanza, justicia y fraternidad", sino que reclamó puntualmente que cada familia pueda tener una vivienda.

"Familia y casa van juntos. Es muy difícil llevar adelante una familia sin vivir en una casa. En estos días de Navidad, invito a todos, personas, entidades sociales, autoridades, a hacer todo lo posible para que cada familia pueda tener una casa", pidió.

El Papa habló así durante la tradicional cita del Angelus, que pronunció, como siempre, desde la ventana del despacho pontificio del Palacio Apostólico, ante miles de personas que, pese al frío, invadieron la Plaza San Pedro.

Justamente, al notar entre la multitud un cartel inmenso que decía "Los pobres no pueden esperar" (lo llevaron decenas de activistas del movimiento de protesta italiano de los llamados forconi), el Papa se refirió, una vez más, a los que menos tienen.

"Leo allí escrito grande «Los pobres no pueden esperar». ¡Es lindo! Y esto me hace pensar que Jesús nació en un establo, no nació en una casa. Después, tuvo que huir, irse a Egipto para salvar su vida. Al final, volvió a su casa, en Nazareth", evocó.

"Y hoy pienso, también viendo esa leyenda, en muchas familias sin casa, tanto porque nunca la tuvieron como porque la perdieron por diversos motivos", dijo.

Consciente de que en la Plaza San Pedro había activistas del movimiento de los forconi, que junta a campesinos, artesanos, empresarios, desempleados, pensionados y demás indignados de la política italiana, Francisco también hizo un llamado al diálogo y a la no violencia. De hecho, en diversos actos de protesta en distintas ciudades de Italia, los forconi, que suelen cortar caminos, al mejor estilo piquetero, protagonizaron choques con la policía.

"A quienes desde Italia se juntaron hoy para manifestar su compromiso social, auspicio que puedan dar un aporte constructivo, rechazando las tentaciones del enfrentamiento y de la violencia, siguiendo siempre la vía del diálogo, defendiendo los derechos", dijo el Pontífice.

Antes, el ex arzobispo de Buenos Aires evocó el Evangelio que narra los hechos que precedieron el nacimiento de Jesús, según San Mateo. Y destacó el desconcierto de José cuando se enteró del embarazo de María por obra del Espíritu Santo. "En vez de defenderse y hacer valer sus derechos, José elige la solución que para él representa un enorme sacrificio", evocó, al recordar que el Evangelio dice que José pensó en repudiar a María en secreto, algo que resume el verdadero drama interior vivido por él.

Al destacar la "grandeza de ánimo de San José", de quien es devoto, Francisco explicó que "no permitió que el rencor le envenenara el alma, sino que estuvo listo para ponerse a disposición de la novedad que, en modo desconcertante, se le presentaba".

"Era un hombre bueno: no odiaba. ¿Pero cuántas veces a nosotros el odio, la antipatía, el rencor, nos envenenan el alma? Y esto hace mal. ¡No lo permitamos jamás!", pidió, al recordar que José, actuando de esa manera, "se volvió aún más libre y más grande". 

Fuente: lanación.com