Ni loco, ni terrorista, ni frío asesino. Más bien manipulador, mitómano y fabulador, en busca de una imagen que le permita pasar a la posteridad. Así describen quienes lo conocieron hace algunos años a Abdelhakim Dekhar, el hombre que atacó con un fusil en una semana dos medios de comunicación y el edificio de un banco en París, secuestró a un automovilista e hirió de gravedad a un joven fotógrafo.

Dekhar fue detenido anteayer por la policía francesa mientras se hallaba en un auto, estacionado en un garaje subterráneo de los suburbios de París. Los agentes lo encontraron en estado de coma, después de haber ingerido medicamentos, "aparentemente con la intención de suicidarse", dijo el procurador de París, François Molins.

Conducido de urgencia al hospital, el tirador recién pudo ser interrogado anoche. Había dejado, sin embargo, dos cartas. Una para las autoridades donde denuncia un "complot fascista", en el que participan los bancos y los periodistas, "pagados para hacerle tragar mentiras a la gente". Dekhar acusa también al capitalismo, y denuncia "la gestión de los suburbios" que, afirma, constituye "una empresa de deshumanización contra poblaciones que el capitalismo rechaza".

Aunque no carentes de coherencia, los escritos parecen estar redactados "en forma extremadamente confusa", opinó Moulin. Ambas misivas serán ahora analizadas por psiquiatras, que deberán pronunciarse sobre la salud mental de Dekhar.

El individuo más buscado de Francia fue denunciado por un hombre de 32 años que lo alojaba desde julio y que se presentó el miércoles a la comisaría de Courbevoie, en las afueras de París. Según ese testigo, ambos se conocieron hace 13 años en Londres, donde Dekhar trabajó en un restaurante, después de salir de la cárcel.

Abdelhakim Dekhar, nacido en Francia hace 48 años de padres argelinos, fue condenado a cuatro años de prisión en 1998 por su participación en un sangriento episodio donde una pareja de estudiantes, Florence Rey y Audry Maupin -que perdió la vida- dio muerte a tres policías y un chofer de taxi.

Durante el juicio, Rey afirmó que Dekhar había comprado las armas utilizadas y lo describió como un "mitómano fabulador". Por entonces apodado "Tumi", llevaba el cabello corto, anteojos a la Malcolm X y era un habitué de las casas ocupadas frecuentadas por la izquierda radical.

En aquel proceso, donde Rey fue condenada a 20 años de cárcel, Dekhar intentó sin éxito convencer a los jueces de que era un espía en misión secreta de la seguridad militar argelina, encargado de infiltrar los medios autónomos para desenmascarar a eventuales islamistas. Por entonces, el régimen argelino se hallaba en una guerra abierta contra los integristas del Grupo Islámico Armado (GIA).

En todo caso, una capa de misterio rodea al hombre que mantuvo en vilo a Francia. "Es un hombre enigmático, extraño", afirma su ex abogada. Otros lo definen como inteligente, aunque signado por profundas frustraciones. (Fuente: lanación.com)