“De cada diez autos, uno te bardea”, dijo una voluntaria agredida en la reserva Carayá de La Cumbre.
El violento episodio en el ingreso de ese espacio de preservación de monos y otros animales demostró que no es un caso aislado. Personas que no acatan normas, agresivas, que no quieren pagar y otras miserias humanas que, peor todavía, se manifiestan delante de niños.
“Estaban sacados y querían provocar la agresión física”, dijo a Radio Río Cuarto Malen Pilsen, la voluntaria que fue golpeada y amenazada por una pareja que no acataba el protocolo de ingreso y ante la falta de documento, quería que mirándole la cara comprobara que la hija tenía 9 años.
La actitud de la violenta pareja fue repudiada por otros concurrentes que demoraron la entrada por la situación que provocaron estos visitantes procedentes de Buenos Aires. “El resto de las personas que venían en los autos, divinos, si no hubiese sido por ellos habría pasado a peor”, destacó Malen.