Ashtyn Perry, de tan solo 13 años de edad, trepa a una secuoya calcinada durante una expedición de la fundación Archangel Ancient Tree Archive para reforestar secuoyas en Sequoia Crest, California. Las plántulas, la cuales tenían la mitad de la edad de Perry y apenas le llegaban a las rodillas, formaban parte de un proyecto novedoso para plantar los descendientes de uno de los árboles más grandes y antiguos del planeta, y comprobar si los genes que permitieron a su sucesor sobrevivir tanto tiempo protegerían a los nuevos árboles de los peligros de un planeta en constante calentamiento.