El 'Burning Man' es un festival que se celebra desde 1986 y, el primer encuentro, tuvo lugar durante un solsticio de verano en donde quemaron una escultura de madera con forma de hombre, de ahí su nombre. Desde entonces, cada año, miles y miles de personas hacen del desierto de Nevada su meca de la música, el arte, la moda, el diseño y la arquitectura, y conviven durante una semana. En 2017 asistieron más de 70.000 participantes y se espera que este año la convocatoria sea aún mayor.

Durante los ochos días que dura el encuentro, la locación se convierte en una ciudad con su propia infraestructura y sus propias reglas. Nada de intercambio de dinero, no hay señal de celular, no se puede comprar nada y se comparte todo: comida, actividades, ropa u objetos. Está permitido sacar fotos pero tendremos que quedarnos con la intriga hasta después del evento ya que no hay wifi ni conexión a internet. La onda del festival está alineada al espíritu hippie y la contracultura de los 60s. 

Una de las cosas más importantes para esta comunidad es ser ecológicos, no dañar el entorno natural y comprometerse a desmontar todo y dejar el desierto de Black Rock tal cual estaba antes de la llegada de esta civilización temporaria. En definitiva, se trata de una mega fiesta sensorial en pleno descampado. La idea es que los asistentes se sientan parte de algo más grande, experimenten libertad absoluta y puedan ser ellos mismos. La intolerancia, la generosidad y el respeto permiten la buena convivencia. 

Cada año, Burning Man se rige por una temática que sirve como guía para que los artistas realicen escenografías y ambientaciones alusivas, y en 2018 el tema es I, Robot. “Al parecer, todo depende de la Interfaz Hombre/Máquina. ¿quién será el maestro y quién será el esclavo?”, propone como disparador la página web oficial del evento. Después, cada uno es libre de reinterpretar la temática desde la estética personal o los proyectos colectivos como las esculturas, instalaciones de arte o proyectos colaborativos. 

En los campamentos no hay prejuicios. Todos van para aprender algo de sí mismos y vivir una experiencia inolvidable. Conviven millonarios de Sillicon Valley con los artistas más indies, jóvenes idealistas con cincuentones que están de vuelta o parejas de la tercera edad. ¡Todo vale! El último día termina con el clásico ritual de prender fuego la escultura de un hombre y se despiden para reencontrarse al año siguiente. Esta edición comenzó el 25 de agosto y finalizará el 3 de septiembre.