Es el día del niño y en Viva la Mañana buscaron reflejar una de tantas historias de pequeños riocuartenses.
 
Para esto eligieron una muy especial, de aprender a vivir de una manera diferente. Es la historia de amor profundo entre una madre y una hija, Lucrecia y Antonella.
 
Antonella tiene parálisis cerebral y hace muy poco cumplió 15 años.
 
Con mates y una torta de dulce de leche con coco, su mamá contó esta historia de amor y lucha, mientras Antonella regalaba una hermosa sonrisa.
   

¿Cómo fue esta historia? ¿Qué tiene Anto?

 
Antonella nació prematura con 31 semanas, con problemas respiratorias, lo cual fue la causa de su parálisis cerebral y con el tiempo su salud se fue complicando aún más.
Hoy se encuentra con un botón gástrico y un respirador de forma permanente.
 
Antonella es una nena muy alegre y siempre tiene una sonrisa para dar, a pesar de ser un mal día.
 
En día normal Anto, está por la mañana con enfermeras que colaboran con Lucrecia, su mamá.
 
Al mediodía ya viene a la cocina, se sienta en su silla y la acompaña en la preparación del almuerzo. En la hora del almuerzo la niña también comparte la mesa con la familia.
 
Después de comer, en una cama que le diseñaron, se acuesta a mirar televisión, ya que es una de sus actividades favoritas, según relataba Lucrecia.
 
A la tarde se vuelve a sentar en su silla y si está lindo sale a la vereda o al patio.
 

¿Cómo es tu comunicación con ella?
 

Se comunican con gestos y señas. “Entiende todo”, aseguró su mamá.
 
Además contó que le gusta que la participen mucho en las tareas de la casa.
 

Los 15 años de Antonella

 
Hace muy poco cumplió 15 años y tuvo su fiesta con el esfuerzo de sus amigos y familia.
 
Su mamá definió a ese momento como muy especial. “Ella entendió por completo que era su fiesta. Estaba desbordada de la alegría”, recordó Lucrecia con gran emoción.
 
Antonella tenía un peinado hermoso con unas torsaditas, su vestido era todo bordado, color salmón y su mirada muy dulce.
 

El disfrutar de pequeñas cosas

 
Ella disfruta de salir a la vereda o el patio cuando el día esta lindo y también de las visitas al punto que no quiere irse de la mesa hasta que se va el último invitado de la reunión.
 
Así lo destacó su mama, Lucrecia.
 
Anto no puede comer por boca y tiene un botón gástrico en su pansita, pero no por eso se pierde de disfrutar de algunas de las exquisiteces de esta vida.
 
Ella disfruta de la comida de otra manera.
 
“Le gusta que le demos un poquitito de dulce de leche para saborear o un quesito untable. Le gusta ser parte”, dijo por último Lucrecia ratificando una vez más el amor profundo que la une con su hija.