Otro multitudinario festejo por el día del niño se concretó durante la tarde del domingo de la mano del vecino Carlos Gómez, quien vive en cercanía del Hipódromo.

Gómez contó durante la semana en Radio Río Cuarto que desde hace 20 años viene concretando este tipo de fiesta para los chicos pero la propuesta tomó grandes dimensiones hace dos años.

El hombre que trabaja en el alquiler de maderas para encofrados, destina gran parte de sus ingresos para homenajear a los niños con la intención de que tengan un día de alegría y no de tantas carencias como ocurría cuando él era niño.
   

Algo de su historia

 
Carlos tiene 63 años y trabaja desde los 8 años cuando empezó a trabajar en un tambo para llevar la leche a su casa. Nació en una familia muy humilde, la cual estaba compuesta por trece hermanos y sus padres.
 
Se levantaba a las 3:45 de la mañana para echar las vacas al corral y hacer de boyero en el campo, hasta pasadas las 7 de la mañana cuando el dueño del tambo salía a repartir la leche. “Ahí la llevaba a mi casa. Esa era mi paga con la cual beneficiaba a mis trece hermanos”, señaló Carlos.
 
Vendió diarios, fue panadero, lechero, ayudante de cocina, es gasista, y en este momento es armador y alquila maderas para encofrar.
 
Sobre por qué empezó a realizar esta actividad, dijo que destina parte importante de su ganancia a festejar el Día del Niño porque veía que cuando sus hijos iban a jugar a la placita con sus juguetes nuevos, otros chicos los miraban porque no lo tenían.
 
“Cuando le compraba a mis hijos y me sobraban 5 o 10 pesos pensaba voy a llevar algo más para regalarle a otro niño”, añadió. Así era que para el Día del Niño llevaba a la placita del barrio todo lo comprado y lo repartía entre los niños del sector.