Argentina se ha convertido en un país con violencia que afecta las fibras íntimas de la sociedad  y perjudica considerablemente al actual gobierno nacional.
 
Esto indudablemente es una idea descabellada y un accionar revolucionario violento, que no puede ni debe tener cabida en un país democrático.
 
Nada de lo ocurre es espontaneo ni improvisado, todo responde a un método perfectamente planificado para alterar la democracia a cualquier precio teniendo como objetivo final destituir al gobierno sin interesarle que millones de argentinos lo aprobaron en las urnas.
 
Ya el 24 de marzo del año pasado muchas organizaciones de derechos humanos difundieron un documento en donde se reivindicaban a organizaciones terroristas del pasado. Situación tan lamentable como repudiable porque atenta contra la paz de nuestra nación y pretenden desestabilizar de cualquier manera al actual gobierno, ya sea por la pobreza, los tarifazos, la desaparición de Maldonado  y tantas cosas más que “usan como excusa para poner palos en la rueda”, sin hacerse cargo que esta situación fue producto del desastre de la “década ganada”.
 
Concretamente se observa una considerable  falta de responsabilidad y grandeza a nuestros gobernantes quienes se nota que no entregaron nada, pero piden todo, con el agravante que constantemente tratan de confundir a la sociedad  diciendo que son “presos políticos”  y sin embrago la justicia es la que va demostrando que fueron ejecutores de actos de delincuencia. Una justicia que indudablemente  a pesar que les pese a muchos trabaja con libertad e independencia que antes no contaba.
 
Ante esta situación Argentina precisa madurar, pero no puede madurar si muchos de sus dirigentes políticos y gobernantes se comportan como cortados verdes y piensan que la sociedad come vidrio y no se dan cuenta de la realidad. Mentiras constantes  como  que “el actual presidente es la dictadura”, es lo que alienta el accionar de la oposición totalmente fragmentada  y suicida, que muestra su accionar reprochable y vergonzoso. Todo esto lo hace en lugar de trabajar con seriedad y aportar a la unión y a la concordia  para ofrecer una alternativa viable para las próximas elecciones,  pero sin embargo apostan a la división y a la violencia cosa que realmente es lamentable,  porque el pueblo argentino desea vivir en paz  y con esperanzas.
 
Por Walter Bonetto