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15/07/2016 08:35 hs

Cada vez más cerca de los órganos 'a la carta'

Internacionales - 15/07/2016 08:35 hs
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Su equipo ya ha conseguido células de riñón en el embrión porcino.

Conseguir fabricar órganos en animales que se puedan implantar y que funcionen en el organismo de un paciente es un sueño que persiguen muchos investigadores. Poder disponer de riñones, corazones, hígados, páncreas... a la carta será algún día una realidad en la que aún no hay plazos. Mientras tanto, los avances que está consiguiendo el equipo de Juan Carlos Izpisúa, del Instituto Salk de California, abren una puerta a la esperanza ante la falta de órganos disponibles para el trasplante.
La idea es bien sencilla. Se implantan células pluripotenciales -las que se pueden convertir en células de cualquier órgano si escuchan las señales adecuadas- en un embrión de cerdo para conseguir órganos con células humanas. ¿Cuál es el problema? Que por ahora se desconocen las señales necesarias para que esas células puedan fabricar un órgano concreto. «Como desconocemos las señales que hay que darle a las células para que se conviertan en un determinado órgano, hemos decidido que sea el embrión quien nos lo diga. Dejamos que la naturaleza haga lo que nosotros no hemos conseguido en el laboratorio», explica a EL MUNDO Izpisúa, que presidió ayer la entrega de la XIII Convocatoria Anual de Ayudas a la Investigación Científica en Salud de la Fundación Mutua Madrileña.
Hasta ahora, ha estado trabajando en conseguir unas células pluripotenciales in vitro. En este proceso llevan nada más y nada menos que 10 años. El año pasado empezaron a ver los primeros frutos y durante éste último, el laboratorio de Izpisúa ha perfeccionado la técnica, lo que les ha permitido tener unas células con unas condiciones realmente pluripotentes.
Una vez conseguidas estas células pluripotentes verdaderas, que son las únicas capaces de diferenciarse en otro animal, las han introducido en el cerdo para ver cómo se comportan. Es la forma de ver qué hacen, los problemas que aparecen y cómo se pueden resolver.
La clave de todo está en que sean capaces de integrarse en el embrión justo cuando se está formando y escuchar todas las señales que les da para que se diferencien en los más de 250 tipos celulares que constituye un organismo. Es decir, las células humanas y las porcinas tienen que hablar el mismo idioma para que puedan entenderse y dirigirse al mismo objetivo: generar órganos.
Dicho objetivo se podrá conseguir cuando se expresen unos determinados marcadores y se comparta la información genética necesaria, que es en lo que está trabajando ahora el equipo de Izpisúa. «Esas células nos permitirán empezar a generar estructuras y órganos. Nosotros trabajamos en animal, llevamos más de 10 años en la placa Petri, pero no se ha avanzado nada. Mientras que en el embrión eso sucede todos los días. Por eso, pensamos que es la mejor opción; usar la información que da el embrión para mejorar y perfeccionar esa diferenciación celular», apunta Izpisúa, quien comenta que ya han conseguido un ejemplo con nefronas, las células de los riñones. Estos resultados verán la luz en breve, en un estudio que está a punto de publicarse en una revista científica.
De esta forma, los cerdos se han convertido en un laboratorio viviente para el equipo de investigadores liderado por el español, quienes están trabajando en el proceso de fabricación de órganos con células totalmente pluripotenciales.
Modificación genética
Otra de las líneas en las que trabaja Izpisúa es en la técnica del corta y pega genético. Ya se están dando los primeros pasos para trasladar a la clínica la modificación del genoma conseguida en el laboratorio y en animales de experimentación como pasos previos. El investigador apunta que para la modificación genética de los embriones aún estamos lejos. «Como sociedad tenemos que discutir si realmente se puede llevar adelante la modificación del genoma en el embrión. Hay muchas implicaciones éticas que hay que considerar. Mientras tanto, se está trabajando en un organismo adulto, que es el primer paso del proceso».
Por ahora, se ha demostrado que es un abordaje seguro y que no produce ninguna mutación secundaria a esa modificación genética. En esta línea, ya han sido capaces de curar el fenotipo de la mutación que se quiere corregir. «La idea es que hemos desarrollado una técnica que puede alterar el genoma de células que no se dividen y, por lo tanto, se podría aplicar a enfermedades producidas por esta alteración».
Esto sí que es un proceso largo del que ahora sólo estamos en los primeros pasos, que se están consolidando en un estudio, cuya puesta en marcha se acaba de aprobar en Estados Unidos.

El Mundo 

 

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