Barcelona no pudo. Ni siquiera rozó por algún momento lo que hubiese sido una remontada épica ante Athletic en la Supercopa de España. Es que luego del 4 a 0 sufrido en Bilbao, el equipo de Messi necesitaba una noche perfecta para darlo vuelta en el Camp Nou. Y eso no ocurrió. El 1 a 1 final reflejó lo lejos que estuvo Barcelona del milagro. Es que los catalanes perdieron rápido la paciencia y fueron un manojo de nervios durante casi todo el partido. De poco sirvió el gol de Messi sobre el final del primer tiempo. La posterior pelea de Pedro y Suárez con el arquero de Athletic, que no entregaba la pelota para sacar del medio, dejó en evidencia la desesperación.

En la segunda parte, la expulsión de Piqué por una protesta desmedida definió las cosas. El empate del Bilbao de la mano de Aduriz, a 15 minutos del final, no hizo más que confirmar lo que ya estaba sentenciado. En un 2015 que parecía perfecto, los catalanes iniciaron la segunda parte del año con signos que tendrán que ser revisados por Luis Enrique: fragilidad defensiva -con nueve goles recibidos en tres partidos-, desgaste físico y un recambio que genera dudas. Será el momento de usar el freno al andar ganador como combustible para la motivación de cara a una nueva temporada.