Los análisis de ADN realizados en el material biológico hallado en los cordones de las zapatillas usados para estrangular a la asistente social Laura Iglesias, de 55 años, y en su ropa corresponden al perfil genético del sospechoso detenido por su presunta vinculación con la violación y homicidio ocurrido en la ciudad de Miramar.
 
Los resultados fueron confirmados ayer por fuentes judiciales, que consideran que tienen elementos suficientes como para dar por esclarecido el caso, aun cuando la investigación sigue su curso.
 
Iglesias era empleada del Patronato de Liberados y fue atacada hace una semana en una zona descampada del barrio Parque Bristol, a unos 2000 metros del acceso a Miramar. Ella había ido a recuperar su Renault 9, que se había quedado encajado en el barro. Su cuerpo fue hallado al día siguiente de su desaparición.
 
La mujer estaba vestida, con sus brazos sobre el pecho y tenía entre sus manos una plantilla con calcomanías que había comprado para su nieta. Por eso en principio no se contempló la violación, que recién se confirmó en la autopsia.
 
Fuentes de la investigación habrían identificado al único detenido como Esteban Cuello, quien tendría antecedentes por abuso sexual. Los vecinos lo denunciaron a la policía porque lo vieron merodeando en torno del vehículo de Iglesias, al que le habría robado el estéreo. Ayer su situación se complicó con los peritajes genéticos que lo comprometen. Según fuentes judiciales, su perfil genético fue hallado en el cordón de las zapatillas con el que estranguló a Iglesias, en un calzoncillo y en un pantalón que se le secuestró y, en su casa, también había evidencias genéticas de la víctima.
 
A partir de la hipótesis que siguen los investigadores, se indicaría que el acusado habría sorprendido a Iglesias. La golpeó en la cabeza y la violó, para lo cual forcejeó con ella y la arrastró. Luego la obligó a vestirse y entonces la ahorcó.
 
En la fiscalía confirmaron que se había remitido al laboratorio de Policía Científica del distrito de San Martín casi un centenar de muestras recogidas en el cadáver, el Renault 9 de la víctima y en otras prendas y pertenencias que se secuestraron durante el allanamiento de la casa de Cuello, que vivía a menos de 400 metros del domicilio de Iglesias.
 
Los investigadores reforzaron sus sospechas cuando el detenido declaró. Lo notaron con muchas dudas, con escasas explicaciones como para fundamentar qué había hecho la tarde del homicidio y con familiares que reconocieron haberlo visto muy nervioso al volver a su casa.
 
Cuello tenía una condena anterior por abuso sexual cuando era menor de edad. Ese caso ocurrió en la localidad de Comandante Nicanor Otamendi, a unos 20 kilómetros de Miramar.