El  documento con el que el Episcopado advirtió sobre una sociedad enferma de violencia deparó nuevos cruces entre el Gobierno y la Iglesia. Esta vez, entre el secretario de Seguridad y responsable de la política contra el delito, Sergio Berni, y el obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones, muy cercano al papa Francisco.

Tras la reacción oficial por el texto, que tuvo a la presidenta Cristina Kirchner como protagonista central de la respuesta del Gobierno, Berni sumó su visión. El funcionario reconoció que existe una "violencia generalizada" , aunque se distanció de la postura eclesiástica que trató el tema como una enfermedad. "Ha aumentado la violencia en las relaciones interpersonales, pero de ahí a decir que la Argentina está enferma, me parece que es un término que no lo comparto", consideró el secretario de Seguridad, que encabezó en Rosario un operativo contra la inseguridad, junto con el ministro provincial del área, Raúl Lamberto.

La propia Presidenta había opinado que lo que se buscaba con ese texto era "reeditar viejos enfrentamientos" y apuntó que la situación del país no se compara con la violencia que se vivió durante la dictadura militar.

"Lo decimos permanentemente", se defendió Berni sobre los cruces después de que anteayer, el obispo de Humahuaca, Pedro Olmedo, advirtiera que se intentaba tapar el sol con las manos si no se reconocía el problema.

Pero lejos de manifestarse en favor del documento, el funcionario desvinculó la violencia de la inseguridad y el delito. "Lo vemos fundamentalmente en los delitos intrafamiliares", apuntó Berni, en declaraciones a Radio 10. Sumó, además, las situaciones de violencia en las escuelas como otra manera de desligar la responsabilidad estatal frente a la inseguridad.

Los obispos, en el documento titulado "Felices los que trabajan por la paz", habían expresado su preocupación por los episodios de violencia escolar, que "se desarrollan ante la mirada pasiva de algunos hasta que es demasiado tarde".

Frente a los cuestionamientos de Berni, la respuesta fue ayer de monseñor Lugones, un jesuita cercano al Papa y consagrado obispo por Jorge Bergoglio cuando era jefe de la Iglesia argentina. "Nosotros constatamos con dolor y con preocupación este tema. Aquel que niegue que estamos enfermos de violencia me parece que mira para otro lado", contestó.

Incluso el obispo de Lomas de Zamora puntualizó en los funcionarios y dirigentes del kirchnerismo que cuestionaron el texto, a diferencia de la oposición, que hizo una cerrada defensa del pronunciamiento episcopal. "No sé si muchos de los que hoy critican caminan los barrios como nosotros", descargó. Su reclamo también fue dirigido a los periodistas que se sumaron al rechazo oficial. En declaraciones radiales, confirmó que "la gran mayoría de los obispos habló de los graves problemas que hay en las diócesis por los hechos de inseguridad y violencia".

De todas maneras, incluyó a la Iglesia en el debate: "Cuando hablamos de la dirigencia nos incluimos también los obispos, a quienes nos compete el desafío y la responsabilidad de educarnos para la paz".

El arzobispo y rector de la Universidad Católica Argentina (UCA), monseñor Víctor Manuel Fernández, ratificó, en un artículo publicado en el diario Página 12, que el documento episcopal tuvo "la sana intención" de ofrecer "una propuesta educativa y autoeducativa" sobre la violencia en la sociedad.

La Conferencia Episcopal advirtió el viernes en un documento que la Argentina está "enferma" de una "violencia cada vez más feroz y despiadada" y consideró que la corrupción, tanto pública como privada, es "un verdadero cáncer social" y causante de "injusticia y muerte".

A las palabras de Cristina Kirchner el sábado durante el acto que realizó en la avenida 9 de Julio en homenaje al padre Carlos Mugica por los 40 años de su asesinato, se sumaron las de buena parte del oficialismo. Anteayer, el vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto, y el ministro de Defensa, Agustín Rossi, insistieron en desmentir que existiera una enfermedad referida a la violencia y calificaron el texto de "poco feliz".

Además de aprobar el documento, los obispos dispusieron en su última asamblea plenaria que el próximo 25 de Mayo, el mismo día en que la presidenta Cristina Kirchner concurrirá al tedeum en la Catedral Metropolitana, en todas las parroquias y capillas, así como en los hogares, se rece una oración por la paz.

Fuente: lanación.com