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13/05/2013 18:08 hs

Los primeros santos de Francisco

Internacionales - 13/05/2013 18:08 hs
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El Papa canonizó a 800 italianos que fueron decapitados por negarse a convertirse al islam en 1480 y a dos monjas latinoamericanas que fundaron congregaciones religiosas.

En una ceremonia solemne en el Vaticano,Francisco proclamó ayer a más de 800 nuevos santos. En la primera canonización de su pontificado, elevó al honor de los altares a dos monjas latinoamericanas y a cientos de italianos que fueron decapitados por negarse a convertirse al islam en 1480, en Otranto.
 
Había sido Benedicto XVI, papa emérito, quien había aprobado el martirio de estos 800 beatos de Otranto el 11 de febrero pasado. Pero ese acto había quedado totalmente opacado al coincidir con el inesperado anuncio de su renuncia.
 
Una monja colombiana, que se convirtió en la primera santa de ese país, y otra mexicana, ambas fundadoras de congregaciones religiosas en el siglo XX, completaron la canonización.
 
Ante más de 100.000 personas, entre ellas cientos de colombianos y mexicanos venidos para la ocasión y a los que se sumó el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y demás delegaciones oficiales, el Papa concelebró junto a cardenales, obispos y sacerdotes de esos países. Tras el rito de la canonización, que fue en latín, al igual que la celebración eucarística, el Papa dio un vibrante sermón.
 
Pronunciado en italiano y por momentos en español al hablar de las santas latinoamericanas, la homilía se centró en la "fiesta de santidad" que se estaba celebrando.
 
El Papa recordó a los 800 mártires de Otranto, que "se negaron a renegar de su propia fe y murieron confesando a Cristo resucitado".
 
"¿Dónde encontraron la fuerza para permanecer fieles?", se preguntó Francisco. "Justamente en la fe, que nos hace ver más allá de los límites de nuestra mirada humana, más allá de la vida terrena", contestó.
 
"Mientras veneramos a los mártires de Otranto, pidamos a Dios que sostenga a tantos cristianos que, precisamente en estos tiempos, ahora, y en tantas partes del mundo, todavía sufren violencia, y que les dé el valor de ser fieles y de responder al mal con el bien", invitó.
 
Al evocar luego a la colombiana Laura Montoya y Upegui (1874-1949), fundadora de la congregación de las Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, destacó cómo fue instrumento de evangelización. Primero como maestra y después como madre espiritual de los indígenas.
 
"Esta primera santa, nacida en la hermosa tierra colombiana, nos enseña a ser generosos con Dios, a no vivir la fe solitariamente, como si fuera posible vivir la fe aisladamente, sino a comunicarla, a irradiar la alegría del Evangelio con la palabra y el testimonio de vida. Nos enseña a ver el rostro de Jesús reflejado en el otro, a vencer la indiferencia y el individualismo, que corroe las comunidades cristianas y corroe nuestro propio corazón", subrayó.
 
Al recordar a la mexicana María Guadalupe García Zavala (1878-1963), fundadora de la Congregación de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres, llamada Lupita, Francisco volvió a insistir en la importancia de amar a los más débiles, a los pobres, a los enfermos.
 
"Renunciando a una vida cómoda para seguir el llamado de Jesús, enseñaba a amar la pobreza, para poder amar más a los pobres y a los enfermos", destacó Francisco. "¡Cuánto daño hace la vida cómoda, el bienestar, el aburguesamiento del corazón nos paraliza!, exclamó con pasión el Papa, saliéndose del texto preparado.
 
"Madre Lupita se arrodillaba en el suelo del hospital ante los enfermos, ante los abandonados para servirles con ternura y compasión. Y esto se llama «tocar la carne de Cristo». Los pobres, los abandonados, los enfermos, los marginados son la carne de Cristo. Y Madre Lupita tocaba la carne de Cristo y nos enseñaba esta conducta: no avergonzarnos, no tener miedo, no tener repugnancia a tocar la carne de Cristo. Madre Lupita había entendido qué significa eso de «tocar la carne de Cristo»", agregó el Papa.
 
Francisco, por otra parte, volvió a llamar, tomando de ejemplo a esta nueva santa mexicana que invita a amar como Jesús nos ha amado, "a no encerrarse en uno mismo, en los propios problemas, en las propias ideas, en los propios intereses, en ese pequeño mundito que nos hace tanto daño, sino salir e ir al encuentro de quien tiene necesidad de atención, compresión y ayuda, para llevarle la cálida cercanía del amor de Dios, a través de gestos concretos de delicadeza, de afecto sincero y de amor".
 
Terminada la misa, el Papa tuvo un enésimo baño de multitud. Recorrió por casi una hora, aclamado, la Plaza San Pedro, a bordo del papamóvil. Ovacionado y con una sonrisa, besó a decenas de bebes, y se bajó para abrazar y acariciar durante media hora a enfermos en silla de ruedas y chicos con síndrome de Down. Demostraba, así, cómo se "toca la carne de Cristo".
 
Dos monjas latinoamericanas y 800 mártires
 
El proceso de canonización había sido empezado por Benedicto XVI
 
    Laura Montoya - Colombia

    La primera santa de Colombia fue fundadora de la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Beata Virgen Inmaculada y de Santa Catalina de Siena, que se ocupó de la evangelización de indígenas y marginados
 
    Guadalupe Zavala - México
    Conocida popularmente como la Madre Lupita, Zavala es la segunda santa mexicana. Fundó la Congregación de las Siervas de Santa Margarita María de los Pobres, dedicada a curar a los enfermos más necesitados
 
Fuente: La Nación

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