El  discurso de ayer de la presidenta Cristina Kirchner, al inaugurar el 132 período de sesiones ordinarias del Congreso, será recordado más por el cambio de estilo que representó que las novedades que aportó para el resto de su gestión, a la que defendió sin autocríticas.

La jefa de Estado evitó el tono combativo de otras veces, apeló a la concordia política y, por primera vez en la era kirchnerista, reclamó una legislación que impidiera los desbordes sociales, una preocupación creciente en el Gobierno. De todas maneras, no pudo con su genio y embistió duro contra los jueces, a quienes les pidió mayor actividad, y contra los empresarios, que a su juicio se abusan con los precios.

Fue un discurso de casi tres horas que dejó traslucir la llegada de un fin de ciclo. La escenografía del lugar pareció corroborarlo, con un recinto a media luz y una militancia apocada a la que se la había conminado a no agitar banderas ni cánticos insultantes, como otras veces. Toda la parafernalia kirchnerista se desplegó frente al palacio del Congreso, donde se había convocado una nutrida manifestación. "Cuiden los precios, no permitan que les roben!", arengó la Presidenta al retirarse del recinto. Previamente, ante la Asamblea Legislativa, Cristina Kirchner advirtió que impulsaría una ley que defienda a usuarios y consumidores "frente al abuso de sectores concentrados, oligopólicos y monopólicos". Y después advirtió: "No hay ningún justificativo para aumentos de precios que no se condicen con la realidad".



En ningún párrafo la Presidenta hizo referencia a la inflación, a la creciente pérdida de reservas, a la suba del dólar y a las negociaciones paritarias, salvo las docentes. Estas omisiones fueron el principal reproche que luego le hizo la oposición. Cristina Kirchner tampoco precisó qué alcances tendrá aquella norma de control de precios que promoverá

Más bien se detuvo en la crítica a los empresarios, en especial a los de las automotrices.

"Se dice que se cayó la venta [de automóviles] por este impuesto [a los autos de alta gama]. Los números que tenemos nosotros no son ésos. No puede ser que aumenten los precios para compensar lo que dejaron de ganar de un lado", amonestó.

Más allá de las críticas a los empresarios (a los que reprendió otra vez por querer "matar a la gallina de oro", en referencia al modelo kirchnerista), el discurso de la Presidenta en materia económica abundó en las supuestas bondades de su gestión (baja de la pobreza y la desocupación, crecimiento del turismo, la política de desendeudamiento y de jubilaciones) y en defender las restricciones a las importaciones y el programa Precios Cuidados.

En este sentido, sentenció: "Hay que mantener vigoroso el mercado interno y el consumo".

Hasta entonces, el discurso sonaba algo tedioso y previsible. Pero luego la Presidenta sorprendió con algunos párrafos que -cosa inédita- provocaron que todos, oficialistas y opositores, se levantaran de sus bancas para aplaudir.

Fue cuando instó a que se sancione una "ley de convivencia ciudadana" para evitar desbordes sociales similares al que se registró esta semana en Villa Lugano, donde cientos de familias mantuvieron tomado un predio pese a las órdenes de desalojo. La Presidenta confesó que habló ayer con Mauricio Macri (jefe del gobierno porteño) al respecto.

"Todo el mundo tiene derecho a protestar, pero no puede ser que diez personas te corten una calle por más razones atendibles que tengan y que no pase nada", se quejó la Presidenta, aunque curiosamente no mencionó que en los últimos días la agrupación Quebracho, ahora más afín al kirchnerismo, provocó escraches, con cortes de calle incluidos, frente a las empresas Shell y Coto por supuestos abusos en sus precios.

PALOS A LA JUSTICIA

La Presidenta aprovechó lo sucedido en Villa Lugano para embestir contra la Justicia, a la que responsabilizó por no haber actuado con agilidad para solucionar este caso a tiempo. Pero fue más allá con sus críticas a los jueces, llevada tal vez por el malestar que le causó el fallo de la Corte Suprema que el año pasado declaró inconstitucional la ley de reforma del Consejo de la Magistratura que ella había impulsado.

"No puede ser que estemos todos controlados y que haya un sector que no lo controla nadie. Un poquito de control popular no le viene mal a nadie", acicateó la Presidenta, e instó a los jueces a "ponerle un poco más de onda" a su labor porque gozan de un "muy buen presupuesto, sueldos y siguen sin pagar Ganancias".

De todas maneras, a diferencia del año pasado, cuando en el mismo escenario había anunciado su polémica reforma judicial, esta vez se quedó sólo en las críticas. Y como toda propuesta en materia judicial solicitó el tratamiento de las reformas de los códigos Civil y Penal.

Otro tema legislativo por debatirse pronto en el Congreso será el reciente acuerdo con la española Repsol tras la expropiación de las acciones de YPF, por la que se pagarán casi 10.000 millones de dólares, sumados los intereses.

"Con YPF vamos a tener autoabastecimiento de energía", exclamó Cristina Kirchner, quien luego sorprendió dos veces al auditorio, una al enfatizar que "es una gran falacia que en 2003 haya habido autoabastecimiento de energía" en el país, frase que justificó diciendo que, si por aquellos tiempos de crisis había suficiente energía, fue porque "la gente no tenía nada que enchufar".

El otro párrafo llamativo fue cuando justificó la privatización de la petrolera argentina durante el gobierno de Carlos Menem, empresa que luego el kirchnerismo expropió de Repsol. "Para las provincias petroleras, la privatización había sido un buen negocio", ya que "teníamos asegurado el ingreso de las regalías y las utilidades de la empresa."

Cristina Kirchner provocó otro respingo de los legisladores en sus bancas cuando admitió, sin decirlo, el fracaso del acuerdo con Irán por el atentado a la AMIA, en 1994. "Si Irán lo está demorando [la rúbrica de ese acuerdo] es porque tan malo no debe ser", y desafió a la oposición a que presente su propio proyecto "viable y lógico" para lograr la indagatoria de los acusados iraníes.

Pero lo que más llamó la atención de los legisladores, sobre todo de la oposición, fue el tono moderado que usó ayer la Presidenta y su convocatoria a defender la democracia, actitud que reconoció en la UCR. Sucedió cuando respaldó el gobierno del venezolano Nicolás Maduro.

"En Venezuela hay un intento de golpe de Estado suave que se quiere dar contra la república", advirtió la Presidenta, quien no aludió a la feroz represión policial hacia los manifestantes venezolanos.

FRASES DESTACADAS DEL DISCURSO

La Presidenta habló en el Congreso dos horas y 45 minutos

Piquetes
"No puede ser que diez personas te corten una calle, por más razones que tengan. Y que no pase nada".
Paritaria docente
"Uno tiene la sensación de sentirse rehén, porque los chicos tienen que empezar las clases".
Militares
"Vamos a una integración de las Fuerzas Armadas a la sociedad".

Acuerdo con Irán
"Elaboren un proyecto viable, lógico, jurídico y atado a las normas de derecho internacional".
Axel Kicillof
"¿Dónde estás, Axel, que no te veo? Chiquitito, pero cumplidor. Peleó como un león por YPF".
Jueces y fiscales
"Cuando se llama a un fiscal o a un juez, no te viene nadie".

Fuente: lanacion.com