La calma y la catástrofe
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30/04/2013 19:30 hs

El 47% de los docentes, con la voz en riesgo

Argentina - 30/04/2013 19:30 hs
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La falta de entrenamiento adecuado en foniatría los vuelve más vulnerables a las enfermedades de las cuerdas vocales.

A veces, el aula se vuelve un campo de batalla auditivo. Gana el que más grita. Y no siempre son los docentes, que sin el entrenamiento adecuado lesionan las cuerdas vocales. Junto con los jóvenes que trabajan en los call centers, son el grupo más vulnerable frente a los trastornos de voz.
 
Ronquera, pérdida de volumen y cambio del timbre al hablar, ardor, picazón o sensación de tener un cuerpo extraño en la garganta y hasta dolores o contracturas en el cuello son los principales signos de un esfuerzo vocal desmedido en el aula. La falta de entrenamiento en foniatría, grupos de 30 chicos o más y ambientes sin preparación acústica tampoco promueven la prevención.
 
La mayoría de las personas con trastornos de garganta son justamente las que trabajan con la voz, como los locutores, los actores, los periodistas de radio y TV, los docentes, los intérpretes de idiomas, los cantantes, los chicos y los adolescentes que hacen doblaje de películas y los telemarketers . "Pero de todas estas profesiones algunas están más en riesgo que otras, porque durante su formación no aprenden las técnicas para prevenir las lesiones. Vemos que los más desprotegidos son los docentes y los chicos que trabajan en los call centers, que no reciben el entrenamiento vocal que necesitan para hacer frente a su trabajo", explicó la licenciada María Elena Vaccari, profesora titular de Fonoaudiología Preventiva de la Facultad de Medicina de la UBA y vicepresidenta de la Sociedad Argentina de la Voz (SAV).
 
Se estima que un 30% de la población que trabaja con la voz tiene problemas con ella. "La naturaleza es muy buena, porque con el abuso y el mal uso debería ser más alta esa cantidad", comentó la doctora Iris Rodríguez, del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Italiano y miembro fundadora de la SAV. "Uno de los elementos que nos juegan en contra es que la voz no duele: se puede poner más o menos ronca; una cuerda vocal puede estar en carne viva y rara vez duele -contó-. Entonces, se la somete hasta que se la pierde por completo."
 
Comentó que las disfonías no son normales y que cuando duran más de 15 días hay que consultar al médico para poder hacer un diagnóstico oportuno. "Estar roncos no es normal, ni aun cuando se diga que es común en la familia. El primer síntoma de cáncer de cuerda vocal, por ejemplo, es la disfonía."
 
Mil maestros
 
Un primer estudio epidemiológico sobre la salud de la voz de los docentes que acaba de finalizar un equipo de la SAV y la UBA revela preliminarmente que apenas un 27% de los maestros y los profesores del país tienen algún tipo de entrenamiento vocal. Un 16% lo realizó en el profesorado.
 
Sólo en la ciudad de Buenos Aires conviven 21 institutos de formación docente. Ninguno de sus programas incluye foniatría o preparación vocal. Lo mismo ocurre en el resto del país. A los 68 años, Lidia tiene las cuerdas vocales "demasiado buenas", según le dijeron en el Servicio de Otorrinolaringología de una de las sedes porteñas de la obra social de los docentes Osplad. "Hay que saber utilizar la voz, porque se daña mucho en el aula", aseguró esta jubilada con 36 años de experiencia en aulas de nivel primario de Santiago del Estero.
 
Lidia se acercó a hacerse estudios gratuitos que ofrecieron recientemente los profesionales de la SAV en el Día Internacional de la Voz. "Nunca me hice controles -dijo- y sé que hay que aprender a utilizar las cuerdas vocales porque si no el esfuerzo es muy grande." Aseguró también que "nunca" se lo enseñaron durante su formación y que, por lo que conversa con otras docentes en actividad, tampoco se realizan controles preventivos. "Los chicos gritan más que antes en el aula, y eso que en el interior del país son menos bulliciosos que en Buenos Aires", comentó.
 
Para Honoraria Pereyra, con 47 años de docencia en una escuela primaria porteña, "la voz siempre fue una preocupación para los maestros, y hay que tomar conciencia de que hay que aprender a cuidarla". Mientras esperaba realizarse los controles gratuitos, contó: "Hice muchos cursos por mi cuenta sobre profilaxis y aprendí a manejarla. La carrera de formación no incluyó nada de eso. Pero con lo que aprendí en los cursos de Osplad no tuve problemas. Al docente se le resiente la voz cuando comienzan las clases y se va acostumbrando durante el año. A veces pega un grito, pero no debería hacerlo y hay que aprender a no usar las cuerdas vocales para eso. Es mejor hacer pensar a los chicos o hacerlos trabajar para que se tranquilicen".
 
De hecho, los consejos que se difundieron durante la Semana Internacional de la Voz a los docentes fueron evitar hablar en el ruido, no competir ni intentar taparlo con la voz ni gritar para llamarles la atención a los alumnos. "Se pueden usar otras estrategias, como golpear las manos o, simplemente, quedarse en silencio mirándolos hasta que se callen", detalló Vaccari.
 
La tos y el carraspeo para aclarar la voz también hacen daño. Se puede usar un caramelo o agua o una infusión, ni muy fría ni muy caliente. El polvillo de la tiza al borrar el pizarrón, las alergias y fumar son malos aliados de la salud de la garganta. "El cigarrillo provoca un edema en las cuerdas vocales [...] y se relaciona directamente con la cantidad de cigarrillos fumados. Así, los ciclos vibratorios de las cuerdas vocales disminuyen hasta 199 ciclos por segundo (de 209) en las mujeres y 119 (de 125) en los varones", explicó la doctora Cristina Borrajo, coordinadora de la Sección Lucha Antitabáquica de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria. Esa diferencia es lo que hace que la voz se perciba "rasposa". La buena noticia es que cuando una persona deja de fumar la velocidad de los ciclos vibratorios se normaliza en 48 horas.
 
Además, "hablar mucho y alto, rápido, dar clases al aire libre compitiendo con ruido ambiental sin micrófono, o doble turno en clases con 45 chicos sin una técnica vocal aumenta los riesgos", sumó Rodríguez. Y advirtió: "Ojo con tener la nariz tapada, porque el aire es el combustible de la voz. La nariz está para purificar, calentar y humidificar el aire que va a las cuerdas vocales y los pulmones".
 
Consejos para evitar problemas
 
Según la Sociedad Argentina de la Voz, el 47% de los docentes percibe que su voz tiene alguna alteración, mientras que el 62% dice que siente molestia al hablar, como tos, dolor, ardor, picazón, sequedad, carraspeo o cansancio.
 
Es lo que surge de una encuesta que incluyó una muestra representativa nacional de 1000 docentes. El trabajo también revela que el 80% de los profesionales perdió la voz alguna vez: la mayoría (45%) la recuperó al día siguiente, pero 3 de cada 10 recién lo hicieron después de varios días, durante el fin de semana, mientras que un 3% la recuperó en las vacaciones y otro 3% nunca lo hizo.
 
Y en la temporada de frío, un 36% volvió al aula con disfonía después de un resfrío. "Casi todos los medicamentos para el resfrío, por ejemplo, secan la mucosa de las cuerdas vocales como el café o el alcohol. El agua (a temperatura ambiente) es un gran aliado para cuidar la salud de la garganta", dijo la doctora Iris Rodríguez, del Hospital Italiano.
 
Fuente: La Nación

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