Jorge Luis Rojas es de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, y desde los 20 años encontró en el fosforomodelismo un espacio de entretenimiento que lo inició en un camino que demanda paciencia, concentración y sentido artístico. Lo que comenzó como un entretenimiento pasajero, se convirtió en una pasión a prueba de ansiedad.

“A los 15 años tuve un libro de fosforomodelismo y empecé a hacer cosas chicas para luego construir obras de gran estructura y tamaño en las que el arte se exprese mejor”, dijo en diálogo con La Vuelta del Perro.

Jorge trabaja en un corralón de materiales de construcción que dispone de amplios salones de exhibición. Después del trabajo le dedica una hora de su tiempo, como mínimo, a esta pasión. Cuatro barcos, la Torre de Pisa y la Torre Eiffel, son algunas de sus obras, además de posafuentes para regalar a quienes le proveen la materia prima.

Comentó que modela los fósforos cortando la parte quemada, los pega con plasticola, moldea con agua y agrega cartón a la estructura, adaptando cada pieza según su longitud y de acuerdo a lo que necesita.
 
La Torre de Pisa mide 1.95 metros, está realizada con 500 mil fósforos ya usados,  delicadamente lijados, cortados, pegados, ensamblados, montados y barnizados individualmente y a escala de 1 al 30. Demoró 15 años en realizarla.

“No fue sencillo hacerla, porque hace 25 años no había Internet con un acceso tan simple como ahora. Mis modelos fueron siempre de revistas que encontraba, alguna descripción en libros, postales antiguas, pero no tenía acceso a la conformación exacta de la estructura de la torre. Tuve que hacerla y avanzar de la forma más parecida que yo encontraba”, afirmó Rojas.

Dijo que todos los vecinos y su esposa docente colaboran con la causa donando el insumo para sus estructuras. “Lleva trabajo y tiempo conseguirlos”, indicó. 

En tanto, hace 8 años inició otra de sus obras, la Torre Eiffel la cual tiene 3 metros de alto.

“No cuento con un taller propio dedicado para este trabajo. Lo hago en mi casa donde encuentro algún espacio. Hoy trasladé casi todo al quincho, pero no es sencillo, porque son estructuras que requieren de mucho espacio”, indicó.

Reciclado

Una trincheta, cola y fósforos, esas son todas sus herramientas. Cada corte o lijado genera aserrín. Todo es reciclado, y es algo que siempre explica a la gente cuando se interesa por estas obras.

“Hay más gente que hace fosforomodelismo en el país, pero lo hacen con fósforos nuevos, muchos incluso se hacen hacer fósforos especiales. Esa es la diferencia fundamental con mi trabajo. Por lo que considero que también es una obra ecológica, porque estoy reutilizando materiales que son de descarte”, señaló.